Lemony Snicket’s A Series of Unfortunate Events es una saga de 13 libros publicados entre 1999 y 2006. La historia trata de los hermanos Baudelaire, Violet, Klaus y la bebé Sunny, quienes misteriosamente pierden a sus padres en un incendio y son obligados a vivir con un pariente lejano, el peligroso Count Olaf. El «conde» además de maltratar a los hermanos busca desesperadamente la fortuna que ellos heredaron. En el primer libro pierde la custodia de los hermanos y cada libro subsecuente trata sobre un nuevo guardián para los niños, y cada uno acaba muerto bajo el plan de Count Olaf (spoiler alert).
La película Lemony Snicket’s A Series of Unfortunate Events se estrenó en el 2004. Posterior a su estreno la cinta cayó en un par de nichos que le dieron cierta característica de culto. Por un lado la película se sentía como la producción más Tim Burton desde Sleepy Hollow (1999). Ciertamente un año atrás se había estrenado Big Fish (2003), probablemente la mejor película del prolífico director, pero una faltante de ese encanto gótico. A Series of Unfortunate Events tenía la mezcla de humor y oscuridad que los fans de Burton apreciaban. Algo tuvo que ver que el diseñador de producción predilecto de Burton, Rick Heinrichs formó parte de la película. No obstante, su director Brad Silberling se desvaneció en una corta lista de malos proyectos, lo que confirmó como huérfana a la película (tan meta). El otro aspecto extraordinario de la película es que para muchos contiene la mejor actuación del gesticulante Jim Carrey.
El actor saltó a la fama en 1994 con una tercio de buenas películas de comedia: Ace Ventura: Pet Detective, The Mask, y Dumb and Dumber. Posteriormente el actor participó en una retafila de producciones mediocres que explotaban su estilo sobreactuado. Para fortuna del actor le brindaron el papel protagónico en The Truman Show (1998), donde pudo probar el actor que era. Carrey siguió con su carrera intercalando papeles cómicos con papeles dramáticos, aunque los primeros se distinguían por ser mediocres (Me, Myself and Irene, 2000, Bruce All Mighty, 2003) y los segundos por premiados y en ocasiones hechizantes (Man on the Moon, 1999, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004). El papel de Count Olaf le proporcionó a Jim Carrey la oportunidad de resarcir el daño que le había hecho a su imagen como actor cómico, y lo logró sobretodo porque el papel le vino como anillo al dedo: un villano extravagante, camaleónico y sobreactuado.
La serie de Netflix basada en los libros se titula A Series of Unfortunate Events, sin el Lemony Snicket. La historia es prácticamente la misma (prácticamente) a excepción de que la serie se extiende un libro más, para un total de cuatro. Por otro lado, el diseño de producción de la serie no tiene el estilo gótico con el que encantó la película. Entonces, ¿si ya vi la película, o si la película está disponible, para que carajos me voy a chutar en ocho capítulos de una hora lo que puedo ver en dos? La respuesta vuelve a ser la misma: por la caracterización del villano Count Olaf.
En la serie de Netflix la tarea de interpretar a Count Olaf cae en el mismísimo Doogie Howser—perdón—en el buen Barney Stinson—digo—el coronel Carl Jenkis—carajo—en Neil Patrick Harris. El actor se ha convertido en un ícono de la cultura pop gracias a que dos de sus personajes son ampliamente reconocidos, pero también por su carisma y su activismo social fuera de cuadro. El actor hizo gala de su talento, incluyendo canto y baile, en la 87 entrega de los premios Óscar (rol para el que ya tenía experiencia habiendo dirigido en múltiples ocasiones los premios Tony).
Naturalmente el Count Olaf de Patrick Harris es menos jugetón (payaso), canta y gracias a la extensión de la serie se desarrolla más. A juzgar por los comentarios de quienes ya leyeron el libro, el Conde de Jim Carrey no es tan apegado al Conde en la literatura, dicen que le sobra humor; en realidad no había otra forma con Jim Carrey y el sadismo es parte del encanto. Al villano de Neil Patrick Harris no cuesta trabajo odiarlo, es un verdadero patán y por momentos nos da pena. Pero más allá de diferentes estilos, el villano de la serie tiene una faceta adicional, una que marca diferencia: En los último dos capítulos de la serie, los que están basados en ese cuarto libro que no figura en la película, el Conde se hace pasar por Shirley, una recepcionista. A través de Shirley podemos ver a Neil Patrick Harris travestido completamente. El mismo Neil Patrick Harris que cuando interpretaba al machista seductor de Barney Stinson, se casaba con su novio de tres años, con quien actualmente tiene dos hijos. La interpretación es magnífica, grotesca y maligna, y le da una dimensión al personaje que sin duda no tenemos en la película.
En la batalla de los Olafs no hay un claro ganador más que el espectador. Dos grande actores en lo que puede ser el papel de sus vidas interpretando a un gran personaje; del cual por cierto nos dejaron con ganas de más hace una década, y al parecer pronto lo tendremos hasta agotarlo.