Producción: We Are Who We Are
Año: 2020
Plataforma: HBO

 

En 5 líneas esta serie:

Es de drama y coming of age

Versa sobre la identidad

Nos regala una reflexión sobre pertenencia

Por momento es para observarla y nada más

Mira hacia el futuro

 

    

 

En esta transición, ya consumada por cierto, a la TV 2.0, tuvimos todo tipo de resultados cuando los grandes directores de la pantalla decidieron dar el paso; desde el flagrante fracaso de Woody Allen y pasando por la oportunidad desperdiciada de los hermanos Coen, hasta el sólido acierto de David Fincher y el regreso del Mesías, David Lynch. Ahora el turno le tocó a Luca Guadagnino, querido director italiano.

Luca Guadagnino ya venía haciendo las cosas bien desde hace unos años, sobretodo tomando a Tilda Swinton como su musa, con quien hizo dupla en Io Sono l’amore (2009), A Bigger Splash (2015) y en el remake de Suspiria (2018). Pero no fue hasta el 2017, con su opera magna Call Me By Your Name, que el regista se hizo reconocer por el mundo entero, incluyendo la codiciada Academia norteamericana. La cinta es todo lo que ya venía haciendo Guadagnino con anterioridad, solamente que la historia, melodramática también, fue tan caristmática y arrebatadora que al mundo no le quedó remedio más que rendirse a sus pies.

Pero si algo ha caracterizado al director, es su versatilidad, ya que así como produce un drama, se salta al suspenso, pasa por el terror y luego regresa al drama, a placer. En esta ocasión, sin mucho ruido, incursionó en el formato de la serie.

We Are Who We Are, producida para HBO, trata sobre Fraser, un joven adolescente hijo de militares que llega a vivir a una base norteamericana en Italia cuando su madre es transferida (army brats, como se le conocen en nuestro vecino del norte). En aquella base conoce a Cat, una joven que en apariencia pareciera tener todo bajo control, pero que por debajo de la piel está en ebullición respecto a su propia identidad. Juntos empezaran a explorar lo que es la adolescencia e irán descubriendo poco a poco cómo navegar el teatro de la vida adulta.

El director no se limita a hablarnos de Fraser y Cat, sino nos completa la historia con todos quienes los rodean, haciendo una disertación rica de lo que son las relaciones de familia –buenas, malas y complicadas–, y lo que se significa la amistad, la lealtad, la costumbre, el hartazgo, y muchas otras emociones que surgen de vivir en comunidad. Todo girando al rededor de una pregunta que nunca terminamos de responder: ¿quiénes somos?. Y quizá la lección más bella de la serie no es la aparente respuesta, somos quien somos, como si tuviéramos que rendirnos ante el caos; no, la respuesta es que somos una corriente que va fluyendo, entre las personas, el tiempo y las situaciones, y que tal vez en un determinado momento podamos resolver el rompecabezas, pero al día siguiente este rompecabezas ya no es lo que fue, cambia, ya sea de ciudad, de responsabilidades, de gustos, de géneros. Luca Guadagnino nos dice con su historia, y quizá más que nada con su enigmático y bello final, que la mejor manera de vivir, es adaptándonos, sin encasillarnos, sin resistirnos.

La serie, como toda la obra del director, es para darle paciencia, no todo el momento está pasando algo, por momentos la serie solo es. Los mejores capítulos de su corta duración son quizá los cuales solo nos toca observar, y disfrutar. Muy al estilo de Call Me By Your Name, ya se habla de una segunda parte, con un salto en el tiempo. Creo que si es el caso habrá que esperar, porque como bien sabemos, este director está en todos lados al mismo tiempo, y más que una secuela de esta gran serie, estaremos pendientes de su siguiente producción.

 

 

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