Producción: Amantes por un Día (L’amant d’un Jour)
Director: Philippe Garrel
Año: 2017
Plataforma: 64 Muestra de la Cineteca Nacional

 

En cinco líneas esta película:

Es un melodrama basado en las relaciones humanas

Es ligera y fácil de seguir

Debido a su naturaleza, es sencillo identificarse

No propone pero logra entretener

Es motivo de una introspección

 

 

 

Con una trayectoria de más de cincuenta años, el director francés Philippe Garrel se caracteriza por su preferencia hacia las puestas en escena del amor romántico, el sexo y la infidelidad. Amantes por un Día es una cápsula monocromática del tiempo que remonta a la Nouvelle Vague por su estética y simpleza en la trama, la cual se centra en la fragilidad natural de las relaciones humanas y el hedonismo.

Jeanne (Esther Garrel) sufre una devastadora ruptura amorosa que la orilla a mudarse de nuevo con su padre, un atractivo profesor de filosofía. Al regresar a casa descubre la relación a escondidas que tiene su padre con una de sus alumnas, una mujer de su misma edad y con quién Jeanne construye un lazo basado en secretos y apoyo mutuo. Por un lado, la relación de su padre con Ariane se caracteriza por una pasión sofocante. Hacen de sus cuerpos su principal canal de comunicación, lo que inevitablemente los conduce a la inestabilidad. Emocionalmente inexpresivos, unidos por una conexión sexual que funge como el pilar de su relación, se ven orillados a cuestionar su relación por la búsqueda egoísta del placer fugaz. Como polo opuesto a ambos personajes se encuentra Jeanne, pasional hasta la última instancia –casi un personaje shakesperiano– , batallando con la dependencia emocional. De esta manera, el director nuestra posiciones extremistas del sentir e interpretar, lo que resulta en una visión que hemos visto hasta el cansancio, incluso dentro de la filmografía del mismo director.

Es imposible negar la ligereza de la película debido a la sencillez del relato y la temática, sin embargo, al indagar un poco más, hace una buena reflexión sobre la fugacidad de los sentimientos. ¿Qué significa la fidelidad en una relación amorosa? ¿Por qué las definiciones son tan diversas si la fuente es una? Y lo más importante: ¿Qué tan viable y realista es la fidelidad en el ser humano? ¿La infidelidad sexual y el amor son mutuamente excluyentes? A lo largo de miles de años se concibió el amor romántico como una formula matemática a base de ideales y conceptos alterados y es hasta ahora, con el cuestionamiento de una generación entera, que se comienzan a deconstruir estos códigos profundamente arraigados en nuestro entendimiento. Como consecuencia de esto, se han popularizado múltiples formas de relacionarse y expresar afecto, e incluso así la duda permanece. Porque, ¿qué sabemos? nada. No existe un conocimiento absoluto en campos como estos, productos sociohistóricos, inmaterialidad condenada a la mutación y el reflejo. Detrás de todo lazo afectivo –por más que se niegue– se esconde una necesidad de autovalidación y deseo de infligirnos placer a toda costa. Distorsionamos nuestras relaciones y cómo nos relacionamos, pero el fin último es el placer egoísta. La diferencia radica en la aceptación de este egoísmo, hilo invisible de toda relación humana desde el inicio de nuestra historia.

A pesar de no ser una película especialmente atractiva o con un discurso poderoso o relevante, se disfruta por su ligereza y latente melancolía. No se trata del mejor trabajo del director, pero ofrece un resultado satisfactorio.

 

Puedes consultar horarios aquí.

 

 

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