Producción: Aquarius
Director: Kleber Mendoça Filho
Año: 2016
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es de drama y crítica a la sociedad brasileña

Habla sobre la resiliencia femenina

Reivindica la saudade y el old school sobre lo millennial

Tiene un gran protagónico

Le faltó síntesis a la historia

 

  

 

Recife, Brasil, en 1980; Clara (Barbara Colen) disfruta de la música de Queen, Another one bites the dust, en la playa, con su familia o en un círculo de amigos que celebra el cumpleaños de la tía Lucia (Thaia Pérez) y a Clara misma, quien ha vencido el cáncer. A ritmo de Recife, minha ciudade de Reginaldo Rossi, la pieza se convierte en un puente de tiempo, pues la vida contemporánea de Clara (Sonia Braga) consiste en cómo vive su retiro tras una vida profesional dedicada al periodismo musical. Sus días los pasa entre visitas de sus hijos y nietos, pláticas casuales con Roberval (Irandir Santos), el bombero salvavidas de la playa contigua a su casa, el edificio Aquarius, y las charlas con su ama de llaves, Ladjane (Zoraido Coleto). Esta dinámica trastabilla cuando una constructora, dueña del predio, pretende comprar su departamento para construir un desarrollo inmobiliario, y no escatiman recursos para hacerla cambiar de parecer.

Varios factores hacen de Aquarius una buena película; solo buena. Sonia Braga está en una cinta que pareciera hecha a su medida, tanto que hay gente que afirma que es el papel de su carrera (no sé qué dirán de su participación en Luke Cage, en fin…). Braga hace que nos encariñemos con Clara y su triunfo ante la vida pese a la terrible cicatriz que le ha dejado; su porfía por su hogar, su barrio, su gente, sus recuerdos y su patrimonio. Ante todo, Clara habla de la condición femenina, su complejidad, resistencia y tenacidad. Es uno de los aportes de la cinta y un elogio a la mujer.

Mendoça Filho no se complica con la puesta en escena, sobria y muy clásica: planos muy específicos y secuencias económicas que sustentan cada acción; la fotografía nos indica el tiempo: cuando estamos en el pasado es cálida y el presente ligeramente azulada. Uno de los errores es capitular cada nudo al estilo Tarantino, lo que no es un recurso funcional para entender los arcos.

Detalle importante es la música que cuenta en su banda Sonora a Gilberto Gil, Roberto Carlos, Queen, entre otros; la música funciona como vínculo al pasado, a emociones o situaciones que necesitan un refuerzo emotivo. Entre medio de los arcos narrativos destaca la fuerte crítica hacia el establishment social brasileño (yo me aferro a que es una situación muy latinoamericana) que impone la necesidad de progresar, en este caso la modificación del entorno urbano sobre lo antiguo.

El rasgo más débil de Aquarius es su duración y su capacidad de síntesis. A veces sufre de una exposición de personajes e intenciones burda, propia de películas de hace 40 años. Pese a esto, la experiencia es buena y la premisa resulta liberadora y muy contemporánea.

 

 

 

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