PRODUCCIÓN: ASESINATO EN EL EXPRESO ORIENTE (MURDER ON THE ORIENT EXPRESS)
DIRECCIÓN: KENNETH BRANAGH
AÑO: 2017
PLATAFORMA: CARTELERA

 

EN 5 LÍNEAS ESTA PELÍCULA

Es una nueva adaptación al clásico de Agata Christie

No es tan cómica como pretende y más sentimental de lo que debería

Aunque cuenta con un gran elenco, este es algo desaprovechado

Nunca te termina de atrapar como una historia de misterio

Branagh tiene buenos momentos como Hercule Poirot

 

  

 

Tras ver los avances de la nueva versión del clásico de la escritora británica Agata Christie, Asesinato en el Expreso Oriente (Murder on the Orient Express), el principal atractivo era ver que podría aportar el director y actor Kenneth Branagh a una popular novela de misterio con más de ochenta años de existencia que ha sido parodiada, referenciada y ya adaptada al cine anteriormente. Ahora con su estreno en cines podemos decir que, muy poco.

Branagh dirige y protagoniza esta historia de elegancia e intriga pero forjada con el estilo de una típica película de acción contemporánea, lo cual resulta algo entretenido por momentos aunque no por las razones que debería. El famoso detective belga Hercule Poirot (Kenneth Branagh) pretende regresar a Inglaterra tras recibir un telegrama proveniente de Londres después de resolver un caso en Jerusalén. Este prólogo sirve para contextualizar al personaje, conocer sus excentricidades y presentar la base para desarrollar el desenlace de la cinta

Con el fin de regresar pronto, Poirot toma de último minuto el expreso de oriente, el cual va de Estambul a Calais,  gracias al afortunado encuentro con su amigo Bouc, director de la línea de trenes, quien le consigue un lugar. De esta manera, el detective se encuentra viajando con un puñado de pasajeros de diferentes nacionalidades, clases, creencias y costumbres. Cuando uno de los pasajeros es asesinado y el tren se queda varado debido a una avalancha, Poirot se ve orillado a resolver el crimen. Branagh presenta un poco del clasicismo y racismo de la época pero con la corrección política de estos tiempos: cuando la principal motivación para que Poirot resuelva el caso es que no se juzgue incorrectamente a los pasajeros hispanos o de color, el mensaje resulta obvio.

Es destacable la gran cantidad de actores reconocidos que forman el elenco: Jonnhy Deep es un contrabandista de arte, Willem Dafoe un profesor alemán, Penélope Cruz como una melancólica mujer religiosa, Juli Dench es una princesa rusa o Michelle Pfiffer como una mujer en busca de su tercer marido son parte del ensamble actoral. Sin embargo, cada uno cuenta con un limitado tiempo en pantalla que no hace ni al personaje, ni al actor sobresalir como debería.

La cinta con guion de Michael Green –recientemente con un destacado trabajo en Logan (Mangold, 2017) y Blade Runner 2049 (Villeneuve, 2017)– se orienta hacia una comedia, en especial con la simpatía que le proyecta Branagh a Poirot, empero, como una historia de misterio nunca te termina de atrapar. Pareciera que la película se esfuerza más en obtener una precisa escenografía clásica, vestuario, chistes y algo de acción en lugar de desarrollar la intriga. Esto aunado a que se desaprovecha la tensión del encierro para mostrarnos continuamente la majestuosidad de la montaña, las vías y la avalancha.

A fin de cuentas, si uno no ha leído o visto nada de Poirot la cinta puede funcionar entretenidamente por el hecho no conocer la resolución del crimen, el cual resulta más sentimental de lo que debería. Veamos ahora cómo le va en taquilla, porque Branagh dejó la puerta abierta a una secuela y ¿por qué no? Al inicio de una franquicia con todo y su bigote, casi, de oreja a oreja.

 

 

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