Producción: Avengers: Infinity War
Director: Hermanos Russo
Año: 2018
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es la primera parte de dos

Tiene mucha acción

Está llena de sorpresas

Visualmente es impresionante

Puede no gustar a los no tan fans

 

   

 

Thanos llega con todo a las salas para arrasar con el equipo de los héroes más poderosos de la tierra. Con él se terminan los primeros diez años de películas de Marvel que a algunos tanto maravilla, a otros los deja indiferentes y a otros tantos los tiene hostigados por la sobre exposición de estas películas.

Desde que George Lucas y Steven Spielberg idearon la maquinaria del blockbuster, la cultura pop no ha parado de manufacturar franquicias millonarias y películas épicas que (casi) todo el mundo quiere ver. En ese sentido, Avengers: Infnity War se autoproclama como una de las más importantes y es que la cinta de los Hermanos Russo es imponente a tope.

Llena de acción, sorpresas, giros de tuerca y melodrama, el gran crossover nos muestra cómo es que tanto los viejos como los nuevos personajes se encuentran, forman alianzas y libran batallas para defender al universo de la amenaza de Thanos, el Titán Loco, que busca hacerse con las seis gemas del infinito para matar a la mitad de los seres vivos del universo.

Así, la historia avanza sin problemas, pues las anteriores entregas sirvieron al público para conocer la historia de los personajes y entablar un lazo con ellos, por lo que todo fan que haya pasado por ahí sabrá perfectamente lo que está pasando. El resto avanza sin tropiezos, nos actualiza información o nos cuenta qué pasó con algunos personajes que hace tiempo no veíamos.

Mientras, Thanos, que es de ya el mejor villano de la franquicia, es malo, malote e invencible, pero es quien tiene más y mejor desarrollo, seguramente debido a que es la primera vez que se le ve actuar en serio y no como en las escenas post-créditos del pasado. Josh Brolin da voz a un personaje que es temible, poderoso pero también un tanto complejo (tanto como se le permite). Pero fuera de la historia, que sorprenderá a más de uno, lo verdaderamente impresionante es la ardua labor que tuvo Disney en la construcción de una ingeniería cinematográfica que entrega películas al por mayor, de diferentes calidades, naturalezas y estilos. Con su más ambicioso proyecto, aquél gigante se ha superado a sí mismo.

La titánica empresa ha recogido la idea del blockbuster de antaño y la ha traído por primera vez en todo su esplendor al siglo XXI. Y no es que en dieciocho años no hayan existido películas palomeras como esta, pero definitivamente el mundo no ha visto algo así desde El Imperio Contraataca, que por cierto, también pertenece a otra de las franquicias más grandes del mundo, pero a esa ya le viene pesando más la nostalgia.

Definitivamente Infinity War no es una película trascendental, definitiva, sustanciosa o crucial para la filmografía mundial, pero si a esas vamos, pocas películas en realidad lo son. Su brillantez radica en el material en el que toma origen, pues los arcos de Infinity Gauntlet e Infinity War, son tomados tan en serio que la vuelven una obra demasiado oscura para lo que nos tenían acostumbrados. Una adaptación tan a la altura que tampoco se veía desde Watchmen (Snyder, 2009).

La cinta es una pieza que nace de las entrañas más fanboyescas de la cultura pop y que muestra bien la capacidad de la imaginación y las narrativas extraordinarias, espaciales, fantásticas, bélicas, pseudocientíficas y místicas que pretendían las historietas y sus mega crossovers en los años ochenta; de esas historias que te hacen olvidar el mundo exterior por un par de horas con sus colores estridentes y sus secuencias de acción impolutas.

 

 

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