Producción: Aves de Presa y la Fantabulosa Emancipación de una Harley Quinn
Dirección: Cathy Yan
Año: 2020
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es más una cinta de mafia que de superhéroes
Tiene buena acción
Tiene buen arte
Tiene buen reparto
Rompe con la visión del universo extendido de DC
La vida del Universo Extendido de DC, producido por Warner Brothers, es una historia de rompimientos, un camino que se cuartea a medida de que se avanza sobre él. La visión homogénea de Zack Snyder fue eliminada tras la recepción de Batman vs. Superman (2016) y a mitad de Liga de la Justicia (2017). A su partida, Warner empuñó una búsqueda por visiones distintas para personajes distintos. Así llegó Patty Jenkins para moldear la Wonder Woman (2016) más icónica desde Lynda Carter, la reinvención de Aquaman (2018) por parte de James Wan y una exitosa introducción al medio cinematográfico de Shazam (2019) por David F. Sandberg.
Tristemente, el gran tropiezo de una visión tan nutrida lo dio David Ayer y su Escuadrón Suicida (2016), pero ahora la directora de origen asiático-americano, Cathy Yan, retoma el elemento más destacable de dicha cinta, Harley Quinn, para Aves de Presa y la Fantabulosa Emancipación de una Harley Quinn, que comprende al primer equipo de superheroínas del cine de gran producción.
Notablemente, se trata de una cinta que pisa terreno conocido por personajes como Deadpool (Miller, 2016) o Logan (Mangold, 2017) y apuesta por una clasificación para adultos. No obstante, añade un puñado de agregados valioso que la distinguen, al igual que estos otros títulos se distinguieron en su momento.
Este equipo, creado en papel durante los años noventa por Chuck Dixon y Jordan B. Gorfinkel, es compuesto en esta alineación, además de por la maniática, por Cazadora, una entrenada asesina que busca venganza; Canario Negro, una cantante que ha escondido su super poder para no ser utilizada como arma por su jefe, Roman Sionis; Renée Montoya, una policía a la que se le ha robado el crédito de importantes capturas y Cassandra Cain (en algunos cómics, Batichica), una adolescente que viene una familia rota. Todas ellas son guiadas por la visión de Yan y el guión de Christina Hodson hacia una búsqueda personal, que se cuenta a modo de monólogo por el personaje interpretado por Margot Robbie, la actriz, por cierto, también productora de la cinta.
Aunque se trata de una pieza ligada someramente al universo extendido, su conexión no es tan clara y puede que solo sirva como antesala para un nuevo universo, lo que la convierte en una historia más de rompimientos, pero también de encuentros.
Cuando Harley Quinn —a veces heroína, a veces villana— termina su tóxica relación con el Joker, un grupo de facinerosos la buscan para cobrar venganza ahora que no cuenta con la protección del príncipe payaso del crimen, mientras el berrinchudo y megalómano capo, Sionis, también conocido como Black Mask, la utiliza para sus propios fines. En esa búsqueda, Quinn tropieza con estos personajes en quienes identifica el mundo que le rodeaba, donde ha sido subestimada, menospreciada, invisibilizada y abusada físico-emocionalmente. La antiheroína busca el rompimiento no sólo de su expareja, sino de las dinámicas afectivas y sociales en las que se encuentra inmersa, donde casi cada hombre que ha conocido la quiere muerta por su agravioso comportamiento y forma un lazo con sus compañeras que ayuda a cada una a recuperar su propia confianza.
Pero Yan también acompaña a sus personajes en la búsqueda del rompimiento de un subgénero acaparado de una de forma monstruosa y que fácilmente se repite a sí mismo. En ese sendero converge con formas distintas de contar una historia basada en cómics de superhéroes, siendo más una cinta de acción ambientada en el hampa, que dista de la inconsistente ciencia ficción y descarados pantallazos verdes, y aprovecha un tono subido e incluye con total libertad, por primera vez una cinta de este tipo, personajes abiertamente LGBTIQ.
Al igual que Quinn se mantiene estoica gracias a su nuevo gang, el largometraje de Yan se mantiene a sí mismo gracias a una acción práctica calculada y estilizada al milímetro, una comedia meta narrativa y una visión distanciada de los escuetos personajes femeninos de otros equipos. El resultado es un encuentro enriquecedor para un universo desmantelado por sus propios creadores, que han apostado al tono del sello Black Label de los cómics que la misma Harley Quinn ha mantenido a flote en varios títulos recientes.