Producción: Baño de Vida
Director: Dalia Reyes (debut)
Año: 2016
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas este documental:

Narra tres historias conectadas a los baños públicos

Es de bella fotografía

Es sencillo pero punzante

Llega a ser un relato íntimo

Forma parte de la Muestra CCC 2017

 

   

 

Teniendo su origen en una necesidad higiénica, Dalia Reyes presenta los baños públicos como punto de encuentro para mostrarnos tres historias, fragmentos de la vida de sus personajes, inconexas entre sí pero encaminadas hacia lo que este lugar significa para cada uno de ellos. Baño de Vida consigue no solo la desnudez física de quienes aparecen en pantalla; los vapores, en conjunto con el agua, contribuyen al desarrollo de una catarsis en el interior de las pequeñas habitaciones que actúan a manera de confesionario. Junto con la eliminación de la suciedad, es posible el consuelo de los problemas que aquejan a quienes asisten al lugar.

La tres historias nos cuentan de Felipe, quien narra sucesos de su juventud en un tono alegre, explicándonos como es que llegó a convertirse en encargado de los baños públicos desde 1984; José, cliente frecuente, para quien la asistencia al lugar se convierte en un evento familiar; y Juana, barrendera de la Ciudad de México, cuya experiencia se convierte en el desahogo de los distintos sucesos que la llevaron a complicaciones en su forma de vida. Es así como las distintas voces encaminan al espectador a un cambio constante de emociones, haciendo de la obra una película más llevadera gracias a la ligereza que los momentos de alegría otorgan a aquellos de extrema pesadez.

Mientras avanza el documental, este se revela en parte como anécdota personal de la directora, adquiere una visión más íntima al establecerse una de sus historias como parte importante de su vida, permitiendo un acercamiento más profundo a las condiciones que proporciona la tradición a este tipo de lugares. Más que una actividad de limpieza, el baño se convierte en un ritual; en lo colectivo es capaz de la unificación de quienes en él participan, mientras en lo individual se le atribuye la liberación como marca más importante en los individuos.

Dalia Reyes consigue un retrato preciosita de una práctica que se aleja cada vez más de los hábitos de la sociedad actual. La directora consigue además una conexión profunda con sus protagonistas, por lo que la falta de un objetivo general al que se dirija la película, más que un desacierto crea la sensación necesaria de que un baño público alberga infinidad de historias que merecen contarse, en un intento por rescatar una actividad que resultó significativa para innumerables familias durante décadas.

Baño de Vida alcanza el reconocimiento del público por la sencillez, lo cual no disminuye su impacto, por lo que ha conseguido un lugar destacado en la Muestra CCC 2017, mientras que en este año comienza su gira por festivales alrededor del mundo.

 

 

 

 

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