Producción: Barry Seal: Solo en América (American Made)
Creador: Doug Liman
Año: 2017
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es un relato tras bambalinas del D.A.R.E y la administración Reagan
Saca un Tom Cruise haciendo un Tom Cruise de los años ochenta
Es una muestra del porqué no hay que confiar en los gobiernos
Es una historia que se ha contado hasta el cansancio
Es más narcocultura
Hace muchos años en un set y haciendo mis pininos en el cine, el difunto actor Abel Woolrich me dijo: “pinche Carlitos, recuerda esto: nunca le aceptes un favor a un narco”. Ese consejo ha quedado tan grabado en mi memoria que al día de hoy procuro seguirlo. ¿Pero aplica también con la CIA? Supongo que Adler Berriman Seal, también conocido como Barry Seal, no lo pensó así.
Resulta que Barry Seal (Tom Cruise) fue uno de los pilotos más jóvenes en volar para la aerolínea estadounidense TWA. Un piloto talentoso convertido en un chofer de pasajeros que, sin admitirlo, se aburre. Entonces aparece ante él una oferta atractiva: un agente de la CIA le ofrece pilotar aviones a baja altura en Nicaragua. Con el paso del tiempo Monty Sheafer (Domhnall Gleeson), el agente de la CIA que originalmente le ofreció el trabajo, le pide que transporte armas. Esa conexión lo lleva a conocer al mismísimo Pablo Escobar y con el tiempo, le permite ser el gringo que siempre cumple.
La historia del señor Seal es tan verdadera como la cultura popular lo ha hecho. Ha sido retratado en documentales, películas, libros y series. Sin ir más lejos, en la primera temporada de Narcos (en el cuarto episodio) el hombre hace su aparición y resulta ser un activo para la CIA en la serie. Barry Seal es el personaje que varios quieren ser pero tienen miedo de admitirlo; un Han-Solo terrícola con un destino similar. Pero su sendero termina en un Cadillac aparcado en el estacionamiento de una sede del Ejército de Salvación en Baton Rouge Louisiana. También sirve para ejemplificar las conspiranoias (sic) sobre el gobierno de Estados Unidos y su aparataje de inteligencia; de cómo todas esas teorías illuminati de que el gobierno te da la mano pero por la espalda te pone un puntapié y de que muchos de sus verdaderos heroes son antihéroes.
Y bueno, debemos mencionar a Tom Cruise interpretando personajes de antihéroe osado, perseguido, exitoso pero con un destino trágico; algo que rompe un poco con lo que nos tenía acostumbrados, aunque retoma líneas como El Color del Dinero (Scorsese, 1986) o Nacido el 4 de Julio (Stone, 1989)… (¡Guau! Revisando estos títulos, el hombre sí se ha dado el lujo de chambear con puro pesado, en fin).
Doug Liman, el director, también rompe un poco con sus trabajos previos. El método de usar una vieja cámara de video son secciones graciosas aunque reveladoras. Es efectivo en la puesta en escena, vistoso y termina contando una historia atractiva.
La dupla hace que la cinta funcione como un intento de revelación histórica: desmitificar a los malos para que sintamos empatía por un hombre que solo buscaba un poco de placer en su trabajo, en un terreno tendencioso y manipulador, pero atractivo como lo es el mundo de las drogas. Mejor nunca le acepten un favor a un narco, a un político o a un agente encubierto.