Parece que cuando John Lennon dijo que Los Beatles eran más populares que Jesús solo recalco el alcance que la cultura pop podía llegar a tener. Y todos los días nuevas figuras intentan abrirse paso dentro de la misma; masificarse, comercializarse, llegar más lejos, ser contempladas. Pero subir al estrado del escrutinio cultural; ser materia de análisis mercadológico, psicológico e ideológico no se logra en todos los casos. Ha sido necesaria cierta adaptación y resiliencia publica en el caso del personaje creado por Bob Kane y Bill Finger hace ochenta años.

Batman es un personaje inspirado en el cine noir, El Zorro y Sherlock Holmes, creado en los albores de la segunda guerra mundial y que de inicio intentó reflejar la desesperanza y lobreguez de la época. Pero que pronto redujo su opacidad debido a las quejas públicas del psiquiatra Fredric Wertham contra los cómics. La línea que siguió después mermó su potencial hasta llegar en los años sesentas con un dandy azul en una serie que lo popularizo a nivel mundial. Llegaron los setentas con todo su desencanto, y de menos a más guionistas y dibujantes como Denny O’Neil y Neal Adams fueron retomando la esencia de Batman. Algo seguía faltando y la reforma de DC Comics en la segunda mitad de los ochentas giró la perspectiva para hacer y leer cómics. Así llegó la redefinicion del personaje: El Batman perverso y violento de Frank Miller y Alan Moore. Ese que se conecta con lo humano y misterioso que habita en la naturaleza de las urbes, en la política y la subversión y que Tim Burton mezclaría con su propio mundo posteriormente. Los noventas no dejaron a Batman, lo terminaron de ubicar con una genial serie animada e historias como La Caída del Murciélago, aunque al mismo tiempo lo explotaron en la pantalla grande hasta perder el sentido y no es hasta que Nolan lo retoma que se consigue reintegrarlo al cine en la primera década de los dosmiles, haciendo que toda una industria y busque en historietas de bazar argumentos que en su momento desprestigiaron.

Hoy el murciélago se ha vuelto octogenario en una década que ha visto a lo nerd y geek volverse atractivo. ¿Quién imaginaria eso en otros años? Cuando el símbolo de Batman en una playera era solo para niños o adolescentes vírgenes. Hoy el símbolo del caballero oscuro es reconocible por un campesino en Bangladesh o un preescolar en Rumania.

Es Batman, el de la desesperanza como virtud. El antihéroe que el día que supere su trauma de la niñez dejará de existir. No es Superman, Superman es esperanza y gratitud; Batman incertidumbre y realidad. Es Batman la persona y Bruce Wayne el personaje. El de los enemigos como síntomas de su propio mal. El hijo americano y lejano del expresionismo alemán. Es Batman el símbolo antes que el hombre y el hombre como dueño de su propia tragedia.

Mi ex novia me dejo por inmaduro. Sigo pensando que hubiera hecho Batman en esa situación.

 

 

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