Producción: Big Little Lies
Creador: David E. Kelley
Año: 2017
Plataforma: HBOGo
En cinco líneas esta serie:
Es de drama y suspenso
Tiene un elenco espectacular
Tiene buen balance de todos sus personajes y sus arcos
Sabe enganchar al espectador
Es uniforme en su calidad
Los últimos catorce días he visto a una multitud de usuarios defender Iron Fist como una buena serie. Yo entiendo que en gustos se rompen géneros, y que hay gente que disfruta del kung fu fighting tanto como yo disfruto una buena historia con viaje en el tiempo (la primera película de Futurama es el máximo exponente de este recurso narrativo), pero estamos en pleno 2017. A estas alturas del siglo XXI, la televisión 2.0 ya nos brindó Breaking Bad, Mad Men, The Walking Dead, Game of Thrones, la primera temporada de Mr. Robot, Black Mirror, las primeras dos temporadas de House of Cards, Stranger Things, Orange is the New Black, The Man in the High Castle, entre otras que omito por ser breve y no por otra cosa. ¿Me van a decir, con cara seria, que hoy en día no sabemos distinguir una buen serie de televisión?
Habiendo dicho lo anterior, se nos fue el primer trimestre del año, es decir, saquen las uvas que ya empezó la cuenta regresiva. 2017 no duró nada. Aunque para ser honestos, el año no se acaba hasta que veamos la penúltima temporada de Game of Thrones, y probablemente la segunda temporada de Stranger Things, la cual dará mucho de que hablar y esperemos que no decepcione. Algunos suertudos tendrán la oportunidad de ver potenciales grandes series que tal vez no llegarán a México, como The Handmaid’s Tale, American Gods y la esperadísima secuela de Twin Peaks.
Pero, en lo que todo esto sucede, ya tenemos la primera candidata a mejor serie del año: Big Little Lies.
Me atrevo a afirmar lo anterior, primero porque sus partes en lo individual son merecedoras: para empezar, al parecer la producción eligió hacer de la música un elemento activo en la historia, desde la sencilla pero fabulosa escena de títulos (a cargo de Michael Kiwanuka), la curiosa característica de la precoz Chloe de ser un dj prodigio en potencia, hasta los numeritos musicales del último capítulo (entre los cuales se nos regala a Zoë Kravitz); por otro lado, está la forma en que se contó la historia: mediante un gran flashback y luego pequeños flashbacks que regresaban a cubrir las elipsis que nos dejaban colgando cuando menos nos lo esperábamos (la más grande manifestación de este recurso es el twist final); y por supuesto, no una, ni dos, sino tres de las mejores actuaciones femeninas que se han parado en la pantalla chica. Reese Witherspoon y Nicole Kidman son ganadoras del Óscar, y Shailene Woodley ha sido nominada al Globo de Oro, pero las actuaciones que entregan en Big Little Lies están a la altura de sus mejores papeles. Si tuviera que escoger a una tendría que ser Nicole Kidman, por la sutil complejidad de su personaje: una exitosa mujer de carrera venida a menos por el amor que le tiene a su peligroso y abusivo esposo. Ese balance entre amor, sufrimiento y negación no lo logra cualquiera.
Pero Big Little Lies es aún mejor como un todo, ya que capítulo a capítulo no vimos lo duro sino lo tupido: multitud de personajes, comedia ligera, comentario social, drama, temas contemporáneos, niños actores, el choque de tres generaciones, suspenso y; un tremendo final. Todo se conecta, todo se siente parte del mismo universo.
Aplausos para HBO que sigue demostrando que su competencia aún no encuentra la forma de cerrar la brecha, que sigue estando un paso adelante de las nuevas plataformas digitales, y que hoy por hoy tiene el mejor promedio de calidad entre todas sus series. ¿Quién lo iba a decir, que más no significa mejor?