Producción: Las Aventuras del Capitán Calzoncillos
Director: David Soren
Año: 2017
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es una adaptación de la obra de Dav Pilkey

Tiene un humor irreverente

Es fiel al espíritu del personaje

Tiene buena animación

Puede ser fastidiosa si no compartes el estilo

 

   

 

Con las vacaciones, los blockbusters llegan por montones, especialmente los pensados para generar un artificio de mercadotecnia gigantesco, que está destinado a toda la familia, particularmente a los más pequeños. Las cintas animadas suelen estar adheridas por inercia al publico infantil y año con año los grandes estudios nos invaden con propuestas, algunas novedosas y frescas, y otras risibles (cof cof Emoji: La Película cof cof).

Sin embargo, pocas de ellas respiran la libertad creativa, narrativa, visual y humorística como lo hace aquella adaptación de las novelas homónimas de Dav Pilkey, Las Aventuras del Capitán Calzoncillo. Su subtítulo en el idioma original es The First Epic Movie, y eso nos hace pensar dos cosas: la primera es que habrá secuelas (aunque de cajón ya se aventaron los primeros tres libros con guiños hasta el quinto) y la segunda es que, en efecto, nos encontramos con una pieza épica, más por su atrevimiento que por lo grandilocuente de su relato.

La serie de libros que retoma nace a finales de los años 90, cuando Dav Pilkey publica la primera de las hasta ahora catorce novelas del pintoresco capitán, alter ego del Director Carrasquilla. Quizá para las generaciones más jóvenes, o lo que es lo mismo, a las que va dirigida, nunca se hayan cruzado con estas épicas tiras cómicas, pero quienes hayan crecido su infancia en los años noventa y principios de los dos mil, por lo menos el nombre les debe sonar.

Tanto los libros como la película cuenta la historia desde la perspectiva de Jorge Betanzos y Berto Henares, un par de amigos de no más de diez años de edad que durante sus ratos libres se dedican a su gran pasión: las historietas. Actividad nacida de su fascinación por el humor irreverente y escatológico, una férrea imaginación y un contexto desalentador donde la mirada infantil muestra al mundo adulto como el peor de los males. En una de esas crean su obra maestra y gracias al hipnotismo la vuelven realidad en su némesis, el Director Carrasquilla, convirtiéndolo en un héroe cuyo mayor súper poder es el de la regresión a esa mentalidad infantil, libre, divertida y edulcorada.

La mente de Pilkey diseñó un personaje tan inverosímil, torpe y alucinógeno que en instantáneo es una regresión, es un recuerdo del humor más simple y desinteresado que hay. Escatológico, sucio, e incorrecto, sin llega al extremo de lo simplón o lo vulgar (aunque por ahí también va la cosa). Mientras la cinta de David Soren, con guión de Nicholas Stoller, es un resultado bastante similar. Dreamworks apostó  en grande a una jugada peligrosa: a un libro sin reglas narrativas, sin líneas intelectualoides, moralinas o educativas. Eso es lo que justamente habría que tener en cuenta a la hora de adaptar.

Las Aventuras del Capitán Calzoncillos brilla por lo genial que resulta pensar en que los realizadores hicieron lo primero que se les vino a la mente, que les dio risa y les pareció bien de acuerdo al tono de la obra, sin ningún otro artilugio. Ese fue la clave de éxito para Pilkey y lo es en su adaptación cinematográfica, que la vuelve un homenaje a la infancia sencilla, sin internet, sin distracciones digitales (salvo la televisión o la madre de todo el ocio predigital), quizá como lo han hecho otras cintas como Lego Batman (McKay, 2017).

Un blockbuster que conoce a su público, grande o chico y que llega con toda la honestidad de pasar un buen rato, así, sin enseñarnos nada ni cambiarnos la vida, una honestidad que no se ve mucho hoy en día, eso es el Capitán Calzoncillos.

 

 

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