Mauricio GuerreroProducción: Cara de Ángel (Gueule d’Ange)
Director: Vanesa Filho
Año: 2018
Plataforma: Tour de Cine Francés
En 5 líneas esta película:
Es un vistazo a la pérdida de la inocencia
Tiene buena fotografía
Tiene buen soundtrack
Las actuaciones son algo planas
El guion es un poco disperso
La ópera prima de Vanessa Filho nos cuenta la historia de Marlene y Elli, la primera una madre un tanto desobligada y autodestructiva y la segunda su pequeña de ocho años que ante una falta de figura maternal/paternal se inmiscuye en viaje que amenaza contra la (poca) inocencia a la que se aferra con celo. La película está protagonizada por Marion Cotillard, Ayline Aksoy-Etaix, y Alban Lenoir y fue parte de la selección de Una Cierta Mirada en el pasado Festival de Cine de Cannes.
En esta obra, Filho busca hacer un retrato de la inocencia, la crudeza del mundo y los peligros de la negligencia de la figura adulta que expone a los más pequeños a un mundo hostil. Un poco como lo que Sean Baker buscó con Proyecto Florida (2017), no obstante, aquí se toman caminos un tanto más oscuros, tortuosos y hasta violentos.
Mientras la primera hora de la película se nos muestra el mundo estéril y vicioso (entiéndase repetitivo) de Marlene, es hasta cuando la batuta la asume por completo Elli, que las verdaderas intenciones cobran sentido.
Si Baker buscó encerrar la inocente y hasta fantástica perspectiva de la mirada infantil contra una realidad perturbadoramente adulta, Filho se preocupa por lanzar al vacío gradualmente todo rastro de esperanza, pues cuando Marlene decide abandonar a Elli para seguir la fiesta, aquella se sume en una adicción al alcohol hasta que aparece Julio, otro outsider que lidia con su propio abandono y que le sirve a la pequeña como un sustituto paternal-afectivo.
La dupla lleva la película, para sorpresa, a un nivel de reflexión mucho más aterrizada, pues es cuando se encuentran y reconocen estos niños perdidos, cuando el perfil de Elli termina por hacer sentido, al mostrar el verdadero rango de grises que, suponemos, a Filho le interesaba mostrar en un inicio bajo una mirada tierna y sin filtros como el de la pequeña.