Producción: Casa Grande
Director: Fellipe Gamarano Barbosa
Año: 2014
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta película:

Es ligera y entretenida.

Tiene voz y mensaje pero no pregona.

Esta bien actuada.

No busca trascender, y tampoco lo hace.

Se queda corta en su crítica social.

 

   

 

Casa Grande es una película brasileña con rasgos de crítica social, dinámica familiar y fin de la adolescencia. Esta buena receta para el realismo se presenta con un ritmo suave y sutil, sin querer demostrarnos lo jodido que es ser pobre, lo disfuncional que puede ser la familia o lo ridículo que puede ser la adolescencia. La historia sabe mantener interesado al espectador y en buena parte se lo debe a puntadas de comedia bien llevadas por el elenco. La película trata sobre Jean, protagonizado por Thales Cavalcanti, un puberto brasileño de familia acomodada y que últimamente anda como papaya tierna. Jean no lo sabe, pero su familia esta al borde la bancarrota, ya que a su padre no le ha ido bien en los negocios. Jean vive en un hogar con piscina, chofer, y dos sirvientas (una de ellas su despertar sexual platónico), que poco a poco se va encogiendo a lo largo de la película. Nuestro héroe esta cursando su último año de preparatoria y al mismo tiempo que tiene que decidir que carrera estudiar y encontrar novia para tener una relación sexual con honor (la primera fue a través del cochino dinero), debe lidiar con los cambios que conlleva el perder privilegio. A Jean lo acompaña su familia (por momentos extendida), quienes cargan con su pedacito de lucha en la historia; y sus amigos, quienes lo apoyan y por momentos lo presionan.

El entorno social y familiar de Casa Grande nos puede parecer muy similar al nuestro; la historia sabe que la vida se desarrolla en el día a día, a veces lenta y aburrida, y los cambios se dan paulatinamente y no con melodrama (a menos que ese sea el caso). Pero aun y cuando nuestra historia personal no es “el mejor guion”, es muy real para nosotros, con sentimientos a veces nuevos, a veces encontrados, y que seguido nos sorprenden de primerizos. Así es Casa Grande, carente de intensidad pero muy real, mostrándonos una ventana de cómo la vida cambia abruptamente, pero un día a la vez. Las actuaciones son buenas, resaltando la de Thales Cavalcanti, a quien se le requiere tanto comedia ligera como drama, y convence en cada paso.

A pesar de sus temas Casa Grande es una película ligera la cual no echa sermones reaccionarios (con alguna breve excepción). Es una película que nos enseña lo que ve en el espejo, por si de casualidad vemos lo mismo en el nuestro. La historia no tiene final y termina una vez que redondea a sus personajes, particularmente a Jean, en una secuencia distinta al resto de la película; una secuencia mas audaz, que nos viene como un postre sofisticado después de una comida casera.

 

 

 

 

 

 

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