Producción: Chef’s Table, Quinta Temporada
Creador: David Gelb 
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta temporada:

Explota la calidad del documental

Es emotiva y personal

Deja a los genios de lado

Apuesta por historias vulnerables

Estrena el mejor capítulo de las cinco temporadas

 

    

 

En mi familia siempre se ha cocinado. Recuerdo la mesa a la altura de mis ojos viendo las manos de mi mamá de aquí para allá, picando, amasando, revolviendo los ingredientes en una danza que luego se convertía en un delicioso almuerzo o un simple panqué que pintaba la tarde. Pero el rol de espectador dura poco y pronto te ponen un delantal miniatura y te suben en un banquito para hacer las cosas simples de la cocina; eventualmente te pasan un cuchillo y sabes que tu rol va en serio y ya eres un pinche de cocina real, hasta el día en el que preparas tu primera comida y por fin eres tú quien sirve un plato a tu familia.

Esto no pasa sólo en mi casa: es una tradición mundial que se repite en cada cultura y que forma la identidad de las comunidades. Por eso creo que Chef’s Table es tan exitosa. Creada por David Gelb, la serie representa el primer lanzamiento de Netflix en el mundo del documental y está dedicada a explorar los caminos e inspiraciones de los chefs más renombrados alrededor del mundo. A lo largo de cinco temporadas, se ha construido como un recorrido inesperado hasta lugares escondidos, en búsqueda de los creadores culinarios más innovadores y apasionados. Desde el chef italiano Massimo Bottura hasta el mexicano Enrique Olvera, la serie ha mostrado, con una cinematografía impresionante, el lado menos visto de la cocina profesional.

En su quinta temporada, Chef’s Table cambia totalmente su foco de los genios hacia los chefs al margen de la fama, pero no por eso menos brillantes. Albert Adriá, uno de los precursores de la cocina modernista, habla de vivir a la sombra de su hermano; mientras Musa Dağdeviren lucha por la preservación de la cocina turca y la ruptura de barreras ideológicas en Estambul y Bo Songvisava busca el renacer de la cocina tailandesa en Bangkok.

Pero es en el primer capítulo de esta temporada, dirigido por Abigail Fuller, que la serie rompe todos los parámetros de los documentales culinarios, mostrando la historia de Cristina Martínez, chef del restaurant South Philly Barbacoa y El Compadre, en Philadelphia, quien es además una migrante mexicana indocumentada en Estados Unidos. El capítulo va mucho más allá de la cocina en sí, contando la historia de Cristina como indocumentada, sus dificultades, y cómo la barbacoa es un símbolo de opresión que se convierte en sustento. Es una narración emocional e íntima que muestra a la cocina como un acto de supervivencia y de valentía.

Por ridículo que parezca, cada vez que veo esta serie no sólo me dan ganas de –obviamente– comer, también quiero cocinar, quiero viajar, quiero crear, quiero sorprenderme por las maravillas del cotidiano. Chef’s Table muestra que la cocina va mucho más allá de la alimentación: comer es un ritual, es un cuento sobre identidad, sobre compartir y sobre la comunidad. Por eso, Chef’s Table no es solo un programa sobre comida, es un tejido de narraciones sobre la naturaleza humana.

 

 

add_filter( 'the_title', 'max_title_length');