Producción: Chernobyl
Creador: Craig Mazin
Año: 2019
Plataforma: HBO
En 5 líneas esta serie:
Es de (harto) suspenso
Y por momentos es de terror
Ofrece una confrontación ideológica
Es la clase más cool de física nuclear que tendrás nunca
Tiene una crítica (nada sutil) de la Unión Soviética
Sin duda, Chernobyl es una gran candidata a (mini) serie del año, un formato que HBO tiene completamente dominado. Su valor de producción y su valor narrativo, ya ampliamente discutidos, se complementan con un algunas tesis por demás interesantes.
La historia se sitúa en el momento exacto del accidente nuclear de 1986. En la planta se encontraban realizando una prueba de seguridad (lol) y las cosas se complican. Uno de los científicos se apresura a cumplir con el protocolo y aprieta el siempre icónico botón rojo, símbolo universal de la catástrofe nuclear, que debería haber detenido el reactor; pero no lo hace, y entonces estalla. Lo interesante del asunto es que los reactores RMBK (como el de Chernóbil) tienen una cualidad: no estallan. ¿Qué sucedió?
Me gusta pensar a Chernobyl como un conflicto entre dos fuerzas que son igual de aniquiladoras, una por su agudeza y la otra quizá por su corpulencia: la heroica comunidad científica vs la incompetencia del estado. Unos poseedores de la razón, de la verdad objetiva y comprobable; los otros tan pesados que apenas pueden arrastrarse. El conocimiento frente a la enorme estructura protocolaria. La ciencia contra la burocracia.
Chernobyl es en su mayoría intriga y con grandes momentos de terror por la omnipresencia de una entidad de la que no puedes escapar: la radiación. Apenas polvo que brilla a contraluz, apenas algo de sabor metálico en la lengua, apenas una roca en el suelo, y las consecuencias son escalofriantes. Aunque, con la incompetencia de los funcionarios, tengo la impresión de que a lo que realmente deberíamos temerle, es a la burocracia. La crítica –en este sentido– es evidente, la reacción de las autoridades es lenta, las órdenes son negligentes y así tienen que cumplirse. Servir a la Unión Soviética es un acto de fe. Pero Chernobyl no trata como tontos a sus espectadores –si hasta nos dan clases de física–, la crítica es superficial y apenas funciona como un recurso para la resolución; lo importante es reconocer que la ciencia no está exenta de culpas, aunque la exposición de esta idea no sea proporcional a la crítica política.
Esta serie se ha plantado como una de las mejores en la primera mitad del año. Algunos pensamos que con un tanto de suerte por el empuje mediático que le dio el final de Game of Thrones, pero eso no le resta méritos, pues su discurso es poderoso. Hemos dicho que plantea un conflicto entre dos fuerzas, pero eso no significa que sean polares. La ciencia es también un instrumento de poder, de intimidación, y el accidente de Chernóbil es un buen ejemplo para ilustrarlo. Hay quien dice que la verdad está ahí, podamos verla o no, queramos verla o no. Lo primero con los instrumentos de la ciencia y segundo con los mecanismos de la burocracia. Y ambas cosas son aterradoras.
Ustedes qué dicen ¿qué les asusta más, el polvo fluorescente o un trámite en el ministerio público?