Producción: Les Innocentes (Cordero de Dios)
Directora: Anne Fontaine
Año: 2016
Plataforma: Cineteca Nacional

 

En 5 líneas esta película:

Es de drama

Está basada en hechos reales

Tiene una fotografía protagónica

Tiene un elenco muy fresco

Dibuja muy bien su clímax

 

   

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz. Desde Viridiana (Buñuel, 1961) hasta Ida (Pawlikowski, 2013), el retrato de la vida de la religiosa en el cine no es nada nuevo, y la última película de Anne Fontaine no es la excepción a esa regla tácita de que, al parecer, la monja es controvertida en su estado más puro.

Les Innocentes nos ubica en una Polonia ocupada por los Soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. Mathilde Beaulieu (Lou de Laâge) es una joven médico que trabaja para la Cruz Roja francesa; cierto día es visitada por una monja que llega hasta su puerta temblando de pies a cabeza, no por el crudo frío decembrino, sino por un miedo perforándole los huesos. Con el poco francés que sabe, le suplica que la acompañe al convento. Luego de esa natural insistencia que el héroe tiene que sufrir para finalmente seguir por el camino que nos va a conducir hacia el resto de la película, Mathilde llega a un convento poblado por media docena de monjas embarazadas, triste secuela de una visita de los soldados soviéticos.

Lou de Laâge hace un gran trabajo como protagonista, vistiendo no solamente la piel de una mujer de la época, pero transformándose de actriz a doctora como nadie jamás lo ha hecho en Grey’s Anatomy. Con ella está la Fanny Ardant polaca: Agata Kulesza como la madre superiora, portando el hábito después de haberlo despreciado magníficamente en la ganadora del Oscar Ida, interpretando a la tía de la homónima. Ninguna de las dos es una heroína completa, ninguna de las dos una villana, más bien dos mujeres dispuestas a sacrificarlo todo por cumplir ese voto que hicieron, una con la medicina, la otra con Dios.

Visualmente la película es una delicia. La elección de paleta de colores, aunque bien puede parecer en siento sentido una decisión obvia por el lugar en que se sitúa esta historia, realmente hace más que retratar un diciembre mancillado por la guerra: Son los colores, sin más, de la vida de esa mujer que ha decidido consagrar su vida a Dios. Es por ese tipo de producciones que uno debe recordar que existe un departamento de arte, un departamento de fotografía. Magos de la luz y los colores.

Una película complicada, tal vez más para quienes honestamente no entendemos de qués y cómos de la vida religiosa, pero a fin de cuentas una película hermosa por su construcción, por su interpretación, por su conjunción. Anne Fontaine no intenta imitar estilos anteriormente usados, más bien logra capturar una vida que resulta casi ajena, y qué bien lo hace.

 

 

 

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