Producción: Cursed
Año: 2020
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta temporada:

Es una reimaginación del mito arturiano

Es toda girl power

Mejora hacia el final

Tiene buen diseño de producción

Es lo mismo de lo mismo

 

  

 

Pareciera ser ayer que disfrutábamos de aquella serie llamada Game of Thrones y particularmente de ese placer culposo llamado (entre otros nombres) Khaleesi. Y digo culposo porque sabíamos que algo estaba fuera de proporción, esa inocencia de Britney Spears combinada con un populismo que haría llorar hasta el más falso de los Demócratas, mezclada con una actuación tan mala que no le creíamos ni cuando lloraba ni cuando se enojaba. Pero ahí estábamos, súbditos hasta el final. Cuando pasó todo la dejamos ir junto con la serie. Pero quién al parecer no dejó ir ni a la serie ni a la figura de la reina protectora e impredecible es la plataforma Netflix, quien este año nos entregó Cursed, una reimaginación de la historia del Rey Arturo, basada en la novela gráfica autoría del legendario Frank Miller (The Dark Night Returns, Sin City).

Es verdad que Netflix nunca dejó de perseguir el éxito de Game of Thrones, su primer intento, Marco Polo (2014), falló tan miserablemente que en una de esas si usted, estimado lector, quisiera verla ahorita en la plataforma, ya ni está. Pero mientras que HBO ya dio vuelta a la página y se enfoca en Westworld, Netflix lo volvió a intentar con The Witcher (2019) y ahora con Cursed otra vez, y francamente ya ni sabemos cuál es cuál.

Ahora bien, no culpo a Netflix, el género de la fantasía épica es tan redituable como se puede ser, y personalmente soy ávido fan de este tipo de series, así que por mi que las sigan tirando a diestra y siniestra. Lo que es una realidad, y una de las razones por las cuáles Netflix nunca encontró su Game of Thrones, es que Netflix produce ya puras cosas sabor vainilla, simple, lo de siempre. No se arriesga, no innova, aburre. Cursed es absolutamente lo mismo de siempre, su gran innovación es una figura central femenina fuerte, la cual, por cierto, Khaleesi exprimió cuanto más no se pudo… hace nueve años.

Es una realidad el problema de producción de Netflix: por un lado tiene que sacar series que le gusten a los cientos de millones de suscriptores a nivel mundial (la definición misma del mínimo común denominador) y por otro lado tiene que producir series de nicho para cada país, entregándonos así basuras como El Chapo (2017) o cuando se juntan ambos criterios, la porquería de Narcos (2015). Atrás quedaron los días en que Netflix tenía series arriesgadas e innovadoras, como Sense8 (2015) o BoJack Horseman (2014). Ahora lo que tenemos es Cursed, una serie que, aunque entretenida, no podemos distinguir entre el océano de opciones vainillas y aburridas en el que lentamente se está convirtiendo la Televisión 2.0.

 

 

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