Producción: X-Men: Dark Phoenix
Dirección: Simon Kinberg
Año: 2019
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es la última entrega de la franquicia

Tiene buen reparto

Tiene buena acción

Es la segunda adaptación de la saga Dark Phoenix

Cae en los mismos errores cometidos en el pasado

 

  

 

Comprender la influencia de la franquicia de X-Men dentro de la cultura popular es tratar de entender a la esta última en sí, pues desde que el equipo mutante apareció en las páginas de Marvel en septiembre de 1963, han tenido un sin fin de sagas, adaptaciones y reinterpretaciones, formando parte angular del fenómeno de los cómics y los superhéroes.

Mientras que en los cómics y más adelante en las series animadas, este equipo contaba con gran aceptación, en el cine nadie apostaba por un equipo tan grande y un mundo tan vasto como el de los alumnos del profesor Xavier. Pero a principios del siglo XXI, cuando Marvel atravesaba una serie de problemas económicos que amenazaban su existencia, Fox decidió hacerse con los derechos para la pantalla grande de la franquicia y poner manos a la obra en un momento en el que el cine de superhéroes no encontraba salida debido a su baja calidad (salvo casos como las primeras cintas de Batman y Superman), y fueron piezas como X-Men (Synger, 2000) o Spiderman (Raimi, 2002), de Sony, las que dieron pie a un hambre del público por más cine de superhéroes.

Hoy día las palmas de la audiencia se las lleva el Universo Cinematográfico de Marvel, no obstante, la franquicia mutante cuenta con algunos éxitos angulares en su historia atravesada entre el pasado y el presente que todavía le hace mella a sus nuevas entregas.

En ese contexto aparece Dark Phoenix (2019), escrita y dirigida por Simon Kinberg, quien estuvo involucrado en este universo desde la saga original, con la intención no solo de cerrar la franquicia, sino de dar a la historia más importante de los cómics mutantes una adaptación digna a lo escrito por Chris Claremont en 1980. Está de más decir que la tarea era de inicio inconmensurable.

La historia se centran más en la entidad cósmica conocida como la Fuerza Fénix y en cómo corrompe a Jean Grey hacia su lado más turbio, mientras los demás personajes encuentran un lado de ellos mismos que no puede aceptar: Charles Xavier se niega a admitir sus errores del pasado, Magneto vuelve a su sed de venganza, Bestia traiciona a su equipo por un corazón roto y Scott vive en la negación de haber perdido a la mujer que ama. Al paso de esta retorcida visión de los personajes llegan los D’Bari, un grupo de aliens que perdieron su planeta gracias a esta fuerza todo poderosa y que buscan hacerse con ella para recuperar su hogar y conquistar la tierra.

Esta segunda adaptación, que suponemos tenía intención de enmendar los errores del escueto intento de X-Men: la Batalla Final (Ratner, 2006), si bien cuenta con características particulares y hasta interesantes, no cae lejos del los errores cometidos en este universo durante su historia. Quizá en otro momento de su historia, esta cinta tendría un lugar más considerable dentro de la franquicia y el cine de superhéroes en general, pues su tono más oscuro y dramático la aleja de la acción, aventura y colorido de, por ejemplo, Primera Generación (Vaughn, 2011), o el desenlace de sus villanos en su versión original en calidad de refugiados hubiera tenido más impacto de no haber sido modificado para no coincidir con el giro de Capitana Marvel (2019). Pero las condiciones en las que se desarrolla le resta peso a sus buenas intenciones, pues la cinta estanca cierto potencial de entregar una historia más arriesgada, en parte por su necesidad de atraer grandes audiencias, como por su alta expectativa de final épico. Batallas geniales con giros anticlimáticos y cabos desarrollados a medias que quedan sin resolver, son exactamente la clase de errores e incongruencias de las cuales cojean las demás cintas de esta franquicia y ahora, esta última.

Ahora, gracias a la reciente adquisición de Fox por parte de Disney, las fuerzas fanáticas viven más cobijadas en la idea de por fin ver a sus mutantes favoritos luchar al lado de los héroes más fuertes de la tierra o incluso al lado de Los Cuatro Fantásticos, que en el desilusionante final de esta cinta, que cambia drásticamente la oscuridad y seriedad del tono inicial a un final complaciente y sin mucha trascendencia.

 

 

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