Producción: Derry Girls
Creada por: Lisa McGee
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie: 

Es una comedia de Irlanda del Norte

Está ubicada en los años noventa

Tiene un gran elenco

Es sumamente ingeniosa

Es rápida de ver

 

 

 

Algo que en lo personal siempre me ha molestado de las películas y las series de adolescentes es que los personajes son claramente interpretados por adultos, ya o ya casi en sus treintas, que además en pantalla tienen que lidiar con problemas de mayores, en un contexto escolar que poco o nada refleja lo que la mayoría vivimos y experimentamos durante la secundaria y la preparatoria. Es cierto, pocas series han conquistado el verdadero género coming of age, y Derry Girls es justamente una de ellas.

Esta producción original, creada por Lisa McGee, fue originalmente transmitida por Channel 4, teniendo su estreno en Europa durante enero del 2018; posteriormente, Netflix se interesó por el proyecto y adquirió los derechos de distribución internacional, adicionándola a su catálogo apenas el diciembre pasado, casi como un regalo de navidad para sus fieles suscriptores.

La historia es la de cinco amigos de dieciséis años y cómo viven su día a día en la Irlanda de los años noventa, una en pleno Conflicto con la Irlanda del Norte, que es como se le conoce a una  guerra civil que dejó miles de muertos hasta su conclusión en abril de 1998. A pesar de que este conflicto armado está muy presente en el universo de Derry Girls, en realidad no es el corazón de la serie y todo recae más bien en las absurdas peripecias de sus protagonistas, quienes tal y como nosotros a su edad, apenas y entienden cómo navegar por ese espacio entre la niñez y la vida adulta.

Mientras la guerrilla sucede tras ellos, Erin (Saoirse-Monica Jackson), Clare (Nicola Coughlan), Orla (Louisa Harland), Michelle (Jamie-Lee O’Donnell) y James (Dylan Llewellyn) asisten a clases en un colegio católico para señoritas, se preparan para sus exámenes semestrales, tienen problemas de acoso escolar, intentan conseguir empleos de medio tiempo, pierden seres queridos, se preocupan por el uso de condones, por la primera relación sexual o por cómo salir del clóset, todo esto con un humorismo incoherente y sumamente ácido, uno al que tal vez no estamos acostumbrado, pero del que vamos a necesitar más, mucho más.

Cada vez es más claro que series como The O.C., Gossip Girl y Pretty Little Liars están siendo relegadas por propuestas mejores y más frescas, unas que sí están construidas alrededor del adolescente común, ese que tiene espinillas y al que le sudan las manos, el que se ahoga con una calada de cigarro y que no sabe cómo saludar al chico o la chica que le gusta cuando le encuentra en una fiesta. La juventud es imperfecta y difícil, y la industria del entretenimiento la hace más difícil todavía al pulir la realidad hasta que el brillo que queda es absolutamente falso, ya ni siquiera aspiracional, y es por eso que proyectos como Derry Girls, o como lo fue Everything Sucks!, que murió prematuramente, son importantes en la actualidad.

Con tan solo seis episodios de apenas veinte minutos de duración, la primera temporada de Derry Girls ya se siente como un clásico chiquito, uno que promete todavía mejores cosas si nos atrevemos a otorgarle nuestro voto de confianza, y ¿por qué no hacerlo? Les prometo que lo que van a sentir es como esa famosa línea de la novela El Amor Imposible (Barbey D’Aurevilly) que dice: Usted vino a mí por curiosidad; se quedó por la atracción; y la atracción se convirtió en amor. Así con Derry Girls.

 

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