Producción: Devs
Año: 2020
Plataforma: Hulu

 

En 5 líneas esta serie:

Es de ciencia ficción

Tiene un guion entramado

Es bastante técnica y cerebral

Tiene una estética fascinante

Está hecha para volarnos los sesos

 

    

 

No sé, estimado lector, si alguna vez tuvo la oportunidad de ver el documental Particle Fever (Levinson, 2013), en donde se mostraban los últimos doce meses (aproximadamente) del proceso del experimento en el acelerador de partículas del CERN, mediante el cuál finalmente se iba esclarecer la llamada partícula de Dios, denominada Higgs boson en honor a su teorético. Hay un debate fascinante dentro del documental entre dos vertientes de las teorías de los astrofísicos: aquellos creen en un solo universo y aquellos que creen que en multiverso. El experimento con la partícula Higgs debería dar la respuesta, si la medición era mayor a cierto número, la realidad se decantaba por una teoría, si era menor, se decantaba por la otra. En acorde a un ritmo de comedia involuntaria perfecto, el resultado del experimento dio justo en el medio. Una trama tan inesperada se vio pocas veces.

En lo que representa su tercera producción como realizador, después de la aclamada Ex Machina (2014) y la extraña pero imponente Annihilation (2018), Alex Garland escogió ahora el formato de serie para dar su opinión sobre el debate entorno al multiverso, así como de lo que le depara al ser humano con el advenimiento de una capacidad superior exponencialmente de la computación cuántica, y la necesidad intrínseca del ser humano de llegar a ser Dios. Mediante este recurso, Garland nos entrega una historia que juega con esa pregunta del multiverso, pero la aplica al sufrimiento humano, ante la nefasta paradoja de añorar los resultados de los caminos que no tomamos en nuestro camino.

Garland hace uso de una historia de crimen, un soundtrack quirúrgico y una estética y ambientación innegablemente sostenida en los hombros de Stanley Kubrick para brindarnos su opinión sobre todos estos temas. El resultado es el sello autoral de uno de los directores más emocionantes de la ciencia ficción de nuestros días. Ciertamente no para todos y por momentos demasiado cerebral para el público general, el contenido que genera el realizador, no obstante, es de suma importancia para una industria cada vez mas desesperada ante la falta de autenticidad, claramente relacionada con la sed de resultados financieros en una batalla encarnizada entre el cine y las plataformas, y las plataformas entre sí.

 

 

 

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