Uno de los modelos para analizar la importancia de 1968 es bajo la lupa de la sociología y la historia, entre otras ciencias sociales. Según Immanuel Wallerstein, es el momento en el que se decanta un importante desacuerdo ante las hegemonías mundiales por grupos de personas educadas que resultaron de la generación de posguerra. Fracaso del 68 si es interpretado como una incursión para tomar el poder. Pero triunfo del 68 si consideramos ese momento como una manera de quebrar el imperio de la geocultura liberal que dominaba el mundo.

Por un lado está el documental 2 de Octubre, Aquí México, dirigido por Óscar Menéndez, una producción independiente que relata los hechos acontecidos en la explanada de Tlatelolco a través de un narrador que usa un lenguaje que alude al materialismo histórico. Comenta el inicio del movimiento y también aborda el tema de los presos políticos en Lecumberri con un interesante diseño audiovisual y sonoro. El apartado cinematográfico contiene imágenes que perfectamente representan momentos en la Plaza de las Tres Culturas, así como secuencias costumbristas del movimiento estudiantil y de la excárcel de Lecumberri, lo que le permite ponerle un rostro al movimiento. El sonido tiene un diseño que pasa de voz en off a metrónomos o percusiones o música, según la secuencia que esté corriendo. También tiene esta línea de demandar justicia abiertamente, franca y contestataria que se ha dicho del movimiento del 68.

 

Tres semanas después

 

Los Juegos Olímpicos de 1968 destacan por algunas hazañas, como el encendido del pebetero, cosa que por primera vez hacía una mujer o el imbatible, olímpicamente hablando, record de Beu Beamont. Todo esto requiere un registro de archivo y ese es el verdadero fin del documental, mal titulado, Olimpiada en México. Filmado en en celuloide de 35 milímetros a color y optimizado para 70 mm, la cinta tiene bastante similitudes a El Triunfo de la Voluntad (Riefenstahal, 1935), sobre todo con el uso de la cámara lenta, un recurso que enriquece la apreciación de las disciplinas deportivas dándole un tono más contemplativo.

La narración se remite a breves explicaciones sobre la competencia y los deportistas y exponentes. Pero ahí están las confrontaciones de la Guerra Fría en un contexto deportivo; la ardua competencia entre Oriente y Occidente representado por Estados Unidos y la Unión Soviética, también está el puño en alto –black power– de los corredores Tommie Smith y John Carlos, está la medalla de oro de Felipe Muñoz de México en los 200 metros estilo pecho o braza, la dramática competencia de equitación en Avándaro, la vuelta a la Ciudad de México en bicicleta o el tortuoso maratón que diezmó a una gran parte del contingente. El archivo funciona como un mecanismo de memoria del encuentro olímpico, sin embargo, no se deja de lado que la analogía con el El Triunfo de la Voluntad no es gratuita, ambos comparten un trasfondo de represión, aunque un sello de calidad irreprochable.

 

Estos dos documentales se deben ver como un conjunto. Uno de ellos es la razón de la existencia del otro, sin proponérselo. Es importante desprenderse de todo elemento que genere un juicio de valor, modestamente recomiendo, se debe ver como un pedazo de historia en el que estos dos sucesos convivieron en el mismo momentum, el ejercicio puede ser como contrastar versiones y después de concluido ampliarlo con todo lo que ya hay del tema. *Un último favor: traten de no reírse de un garrochista griego.*

 

 

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