Película: El Ángel en el Reloj
Dirección: Miguel Ángel Uriegas
Año: 2018
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es de animación

Tiene una causa social

Es optimista y buena vibra

No busca las lagrimas fáciles

 

Tiene un buen elenco de voces

 

  

 

Hoy en día, difícilmente nos detenemos a pensar en el ahora. Cuando estamos en medio de algo ya pensamos en lo que vamos a hacer después. El tiempo no se repone, pero ¿por qué no hacer una pausa y atestiguar el aquí y el ahora? En el idioma japonés, por ejemplo, no existe el tiempo futuro, solo el no presente; la conjugación para expresar una idea en presente o futuro es la misma, la diferencia radica en el adverbio de tiempo (hoy, mañana, pronto, después); para los nipones el momento actual es el más importante. Esta idea parece ser retomada por El Ángel en el Reloj, animación mexicana y ópera prima de los estudios Fotosíntesis Media. La historia tiene como protagonista a una niña que sueña con detener el tiempo para que, entre otras cosas, las flores no se marchiten y sus padres no envejezcan.

La pequeña de nombre Amelia tiene una inquietud con los relojes: les quita las pilas para que no avancen o altera las manecillas a su conveniencia. Dentro de su inocencia, cree que es la mejor forma de combatir el tiempo y, aunque no está completamente consciente de ello, también a su enfermedad: el cáncer. En cierta manera, sus padres quisieran que el método de Amelia funcionara, pero esto implicaría estancarse en el mismo instante sin dejar fluir la vida. El mejor remedio es, precisamente, disfrutar el aquí y el ahora. Esto Amelia lo aprenderá con dos pequeños personajes que llevan el nombre de estas dos palabras que reflejan espacio y tiempo, en una odisea en otro mundo: el mundo de los relojes. Su ángel, Malachi, es su protector y guía en esta aventura donde se encontrara singulares personajes y coloridos ambientes.

Además de la temática acerca del tiempo, hay más influencia japonesa en El Ángel en el Reloj. La cinta de Miguel Ángel Uriegas tiene ecos a Hayao Miyasaki, con la travesía de una niña en un mundo fantástico para aprender una lección que bien puede recordar El Viaje de Chihiro (2001). De igual manera, el villano pareciera una descendencia de aquél espíritu Sin Cara. Los diferentes lugares en el Mundo de los relojes son una especie de islas flotantes que asemejan a Laputa, de Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift y que Miyasaki después retomaría para El Castillo en el Cielo (1986), pero con un aspecto un poco más cercano a la de El Castillo Vagabundo (2004).

Aunque hay que decirlo, la animación de El Ángel en el Reloj está lejos de la de Miyasaki. En general se trata de una animación sencilla en 2D, sin embargo, el gran mérito de la película de Uriegas es justo ese: la sencillez. A pesar que la protagonista es una niña con cáncer, nunca se hace mención a la enfermedad, lo sobreentendemos por ciertas circunstancias, no estamos ante una historia que aluda o se presente desde un ángulo sensacionalista. La cinta no se mete en problemas, es un trabajo honesto que no busca las lagrimas ni las carcajadas fáciles de sus espectadores, tiene el humor suficiente para agradar y la emotividad necesaria para transmitir su mensaje.

Un buen acierto considerando que el director y los estudios Fotosíntesis Media buscan algo más que entretenimiento, intentan hacer uso del cine como una herramienta para contribuir en diferentes problemáticas, en este caso a combatir el cáncer infantil. Es un “entretenimiento con causa”, como los mismos creadores lo describen. No solo se trata de donar una parte de la taquilla, las asociaciones pueden utilizar la película como deseen, ya sea para recaudar fondos o simplemente concientizar. El Ángel en el Reloj está lejos de lo que las producciones animadas estadounidenses suelen ofrecer visualmente, pero su optimismo temático y la humildad con la que está realizada, sin caer en pretensiones baratas, la hace ser un digno trabajo de animación mexicana.

 

 

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