Producción: Hijo de la Oscuridad (Brightburn)
Dirección: David Yarovesky
Año: 2019
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es una versión propia del origen de Superman
Tiene al equipo de Guardianes de la Galaxia detrás
Tiene buen desenlace
Tiene referencias a otras cintas
Es un poco confusa en su tono e intenciones
Luego del polémico despido del cineasta James Gunn por parte Disney, aquél y su equipo (su hermano Brian y su primo Mark) pusieron manos a la obra en un proyecto alternativo que cae alejado de los estándares de cine de superhéroes usuales, pero continúa en una línea similar. Tal producción, dirigida por David Yarovesky (también parte del crew de Gunn en Guardianes de la Galaxia), fue titulada Brightburn (El Hijo de la Oscuridad, en México) y consiste en una visión alternativa del canónico origen de Superman con un giro siniestro (como el de Ultraman en los cómics alternativos).
Con un tono oscuro y pegado al suspenso y el terror (¿cómo New Mutants?), esta cinta cuenta la historia de un niño adoptado por unos granjeros que durante la pubertad descubre extraordinarios poderes, y que de a poco van corrompiendo su temple de carácter introvertido. Haciéndose llamar Brightburn, como su pueblo natal, esta entidad súper poderosa y maligna causará el terror en el mundo, empezando por el pueblo que lo crió y al mismo tiempo lo marginó, dando la espalda a los valores y el cariño que le fue inculcado por sus padres adoptivos.
Si bien el terror que ostenta la cinta se esfuerza por alejarse del jump scare más obvio, sí toma elementos de cierto tipo de cintas y obvia, por razones insospechadas, los de otras. Siendo francos, la historia de un adolescente que pierde el norte y se desquicia al saberse invencible se acomodaría más en una historia tipo slasher que dentro de un fantasmagórico montaje que conecta más con el mundo los espectros y demonios. Queda claro que el origen de este personaje se busca alejar de la visión arquetípica de un antihéroe, villano o superhéroe, pero combina elementos confusos que no justifica del todo. La mezcla entre ensoñaciones, trances y consciencias sobrenaturales que le llaman al mal y sus poderes físicos como la súper fuerza, el vuelo o los rayos en los ojos, hacen de este una encuentro entre el ya citado Superman con otros personajes que orbitan en lo sobrenatural, como Raven en Titans, por ejemplo.
Aún así, el poco desarrollo de esta entidad y sus poderes esconden la intención verdadera de esta película, que creemos versa en la inexplicable maldad de un infante que crece en un seno familiar ejemplar, sostenido por la madre, entrega que interpreta Elizabeth Banks.
Un elemento que podría avisar a los giros filiales de Batman v. Superman (Snyder, 2016), para finalmente dar remate los últimos minutos de la película, disipan todo mal sabor de boca que podría dejar los espacios en blanco del recién nacido villano.