Producción: Entre Navajas y Secretos
Dirección: Rian Johnson
Año: 2019
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es una inteligente historia de misterio
Es divertida
Cuenta con un excelente elenco
Es un homenaje al género
Tiene una Marcada influencia de los murder mistery games
Un suicidio con posibilidad de asesinato, nueve potenciales sospechosos, una elegante mansión y una formidable herencia. El juego de rol se llama Entre Navajas y Secretos (Knives Out) realizado por el mismo sujeto que trajo a usted aquel futurista rompecabezas llamado Looper (2012) y ese Dungeons & Dragons llamado Star Wars VIII: The Last Jedi (2017), entre otros.
“Mira a tu alrededor, este tipo básicamente vive en un clue board”, menciona cierto personaje en algún momento de la cinta, dejando en claro la naturaleza auto referencial del filme y una descripción más que adecuada para el quinto largometraje del inventivo cineasta estadounidense Rian Johnson: Entre Navajas y Secretos es un murder mystery game hecho película. Todos los ingredientes están puestos: un misterio sin resolver, una variedad de personajes, cada uno con sus propias motivaciones y personalidades, ingeniosas coartadas, intrincadas situaciones desarrollándose simultáneamente, una atmósfera a lo Agatha Christie, un detective privado hecho a molde de Hércules Poirot y el mejor entretenimiento en años.
El hombre en cuestión, el suicidado con posibilidad de matado que vive en el clue board, es Harlan Thrombey (Christopher Plummer), un longevo y ultra reconocido escritor de novelas de misterio, sostén y patriarca de su inútil y disfuncional familia. Tras los festejos de su cumpleaños ochenta y cinco, Thrombey amanece degollado, dejando así una jugosa herencia, en teoría, a repartirse entre su ancianísima y decrepita madre (K Callan), que si bien no perjudica, tampoco ayuda, y los nietos y arrimados. Tal es el caso de la nuera Joni Thrombey (Toni Collette), viuda del hijo de Harlan quien se mantiene cerca de la familia bajo una fachada de lifestyle guru que vive de una pensión vitalicia nomás por ser la nuera.
Caso similar al de Richard Drysdale (Don Johnson), un patético hombre que vive de su suegro y su esposa, la hija mayor Thrombey, Linda (Jamie Lee Curtis), la no tan sanguijuela de la familia al ser una exitosa empresaria en el negocio inmobiliario. Ambos son padres de Ransom (Chris Evans), el malcriado y mayor de los tres nietos. Los otros dos son Meg (Katherine Langford), hija de Joni, y el millenial de ultra derecha Jacob (Jaeden Martell), nieto menor e hijo único de Walt (Michael Shannon), el menor de los hermanos Thrombey y CEO de la compañía editorial de su padre.
El resto del extenso cast lo conforman Ana de Armas como Marta, la enfermera sudamericana de Harlan; Lakeith Stanfield como el agente de la policía encargado del caso, y el investigador privado Benoit Blanc, interpretado por una Daniel Craig con vibras a la figura del clásico, refinado y talentoso detective, dígase, Sherlock Holmes o el mencionado Hércules Poirot. Blanc es el detonante e impulso de la narrativa. Desde su presencia en todo el asunto, hasta sus serias dudas sobre el suicidio tienen un grado de suspenso. Porque, tras la larga serie de entrevistas a la familia, descubrimos que todos tienen coartadas y motivaciones para asesinar al abuelo. Todos menos Marta, la persona más cercana a Harlan, una inocente joven que no puede mentir porque le provoca vómitos.
Como toda buena historia de misterios, Entre Navajas y Secretos funciona a manera de rompecabezas que el espectador, de la mano de Blanc y Marta fungiendo como Watson, van descifrando, pero todo se complica igual porque falta algo, es “un caso con un agujero en medio, como una dona”. Rian Johnson muestra un amor genuino por el género, cuyo mayor alcance es desechar hábilmente el máximo cliché, el whodunnit. El guion escrito por el mismo Johnson parte de los lugares comunes para llegar a ingeniosos giros.
Entre Navajas y Secretos te dice desde temprano quién lo hizo y aún así mantiene vigente el suspenso. Se centra más en el cómo se llegó de aquí a acá en una elaborada, divertida y meticulosa trama. La cinta homenajea al clásico género detectivesco con una estética que juega con la parodia y un sustancioso contenido, que posee un sutil comentario político a la posición de los inmigrantes en Estados Unidos y al hecho de que muchas veces la inocencia pesa más que la culpabilidad.