Y así de fácil, bandita, ya se nos fueron tres (cuatro) maratónicos días en el 14° Festival Internacional de Cine de Morelia. Al día de hoy ya nos hemos echado catorce películas; mañana tenemos un día tranquilo con solo tres funciones, que nos cae de lujo. Pero no perdamos más tiempo.

 

En nuestro tercer día nos tocó ver:

Birth of a Nation (Nate Parker, 2016)

La La Land (Damien Chazelle, 2016)

Pacífico (Fernanda Romandía, 2016)

La región Salvaje (Amat Escalante, 2016)

El Cliente (Asghar Farhadi, 2016)

 

La jornada empezó temprano con un blockbusters proveniente de Sundance: Birth of a Nation, del director/escritor/actor principal Nate Parker. Esta película gozó de un inmenso hype durante la temporada de festivales, e inclusive tuvo el beneficio de una guerra de subastas entre distribuidores. El rumor era que a final de cuentas el precio había sido muy alto para lo que era. La realidad de las cosas es que la película en estructura es básicamente idéntica a Braveheart, y mucho del gore que muestra recuerda a 12 Years a Slave, por lo que innovadora en realidad no es. Lo que llama la atención de esta película es lo políticamente correcta que NO es. La historia trata de una rebelión de esclavos en Virginia a principios del siglo XIX, en la cual masacraron alrededor de 60 personas blancas. Hay que entender que en el contexto que vive Estados Unidos hoy en día, lo que vimos en pantalla puede caer como chivo en cristalería. El sentimiento al salir de la sala es que se confirmaban los rumores, Birth of a Nation, aunque disfrutable, es mucho ruido y pocas nueces. Para nuestra fortuna, lo que veríamos a continuación sería un fenómeno de esos que se dan pocas veces, de esas cuando las expectativas son altas y aún así se superan.

En al segunda función del día nos tocó ver La La Land, del ya genio Damien Chazelle. Al director se le puede recordar de la gran pequeña película Whiplash. En esta ocasión el director regresa con una producción marca época de oro: una introducción a lo broadway ensemble, canciones, bailes, colores, vestuario, dos imponentes actores en la cúspide de su carrera, y lo más importante: una historia preparada con todas—todas—las artimañas de la industria para agarrarnos de una y no dejarnos ir. La La Land es una celebración de Hollywood, del amor, de la juventud, de los sueños; pero gracias a un final acertado milimétricamente, la película es ultimadamente una celebración de la vida. Es difícil entrar a la sala y no ser conquistado por esta película, aún y cuando sabemos que nos están manipulando con los viejos trucos de siempre, eso si, en su mejor versión.

Uno sale de La La Land con las emociones en alto, y la tercera función del día no pudo ser un contraste más salvaje: Pacífico, de Fernanda Romandía, largometraje mexicano en competencia. Pacífico empezó a producirse como un documental, que después se transformó en ficción. La locación es el sitio de construcción de una residencia para artistas en Puerto Escondido, la cual hoy en día está en funcionamiento. Esta residencia está abierta a cualquier artista que desee ir, siempre y cuando involucre a la comunidad en su arte. Pacífico fue la primera colaboración, y más que una película es justamente eso, una evocación artística entre la producción y la comunidad. La historia es más bien una contemplación de ese grupo de gente mientras construyen la residencia, las cuales se mezclan con el paisaje naturalista de la playa mexicana, y al final forman un lenguaje audiovisual que se siente más a poesía que otra cosa.

La cuarta función del día fue La Región Salvaje de Amat Escalante. El flamante director mexicano, ganador en Cannes y Venezia (con esta película por cierto), es un viejo conocido del festival, y con una sala repleta nos presentó su obra más reciente, la cual es una mezcla de realismo con terror de ciencia ficción. La historia trata por un lado sobre un extraterrestre con forma de pulpo que para sobrevivir tiene que complacer sexualmente; y por otro lado trata de una familia cuyo patriarca tiene relaciones sexuales con su esposa (a quien se malcoge) y el hermano de su esposa. La temática ya se la pueden ir imaginando. La película funciona en muchos niveles, y trae todo el estilo de su director, pero además muestra lo que puede ser la escena de sexo más bizarra del siglo. El joven director mexicano no se merece nada más que aplausos por su atrevimiento—y su ejecución—y es verdaderamente la punta de lanza en quien recae el cine mexicano post “Los Tres Amigos”.

Ya por último nos tocó ver El Cliente (o The Salesman) de Asghar Farhadi, quien ganó mejor director en la edición de este año en el Festival de Cannes. La historia trata de una pareja que por motivos inesperados tiene que mudarse a un departamento prestado; debido a una serie de circunstancias, un extraño entra al departamento y hiere gravemente la mujer de la casa. El marido tratará de encontrar a toda costa al atacante, hasta el punto que esta búsqueda le empiece a dañar más que el incidente a su esposa. La película se toma demasiado en llegar al punto, y el desenlace es tan bueno que al terminar nos preguntamos si la película no hubiera funcionado mejor con veinte minutos menos. El Cliente es buen drama, pero tal vez no traiga lo suficiente para que se meta en la lista de muchos.

 

Al festival todavía le queda mucho por dar, aún tenemos en la agenda cuatro películas peso pesado, pero la recta final es más bien dedicada a la selección oficial de largometraje mexicano. Así que en los próximos días estaremos recibiendo la radiografía completa del talento actual en México en el séptimo arte.

 

 

 

 

 

 

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