Producción: Hagamos todo pedazos
Dirección: Lech Kowalski
Año: 2018
Plataforma: Ficunam10

 

En 5 líneas este documental:

Muestra la lucha de trabajadores en una fabrica

Tiene una inclinación hacia el lado humano del conflicto

Tiene excelente material fuente

Fue filmado sin un formal anuncio a los involucrados

Recuerda la película francesa En Guerra

 

  

 

En la primavera del 2017, la fabrica de partes automotrices GM&S anunciaba su cierre y los doscientos setenta y siete trabajadores cuyos empleos arrebatarían, sin ofrecerles ninguna solución, amenazaban con quemar la fabrica. El nuevo documental del experimentado Lech Kowalski es una salvaje crónica de la lucha de estos trabajadores por hacerse escuchar, uno de esos casos donde el cine funge como medio para el activismo.

La esencia punk del director que hizo el notable documental sobre los Sex Pistols, D.O.A. (1980); aquella historia distribuida por Troma sobre la adicción a la heroína, Story of a Junkie (1987); y el trabajo sobre Johnny Thunders líder de los New York Dolls, Born to Lose (1999), se ve reflejada en Hagamos Todo Pedazos (Blow It to Bits) a través de una cámara siempre en primera fila de las reuniones y del conflicto que, incluso, le pudieron haber costado ser arrestado.

Hagamos Todo Pedazos fácilmente nos puede recordar aquel drama de Stéphane Brizé, En Guerra (2018). Estamos ante una versión real del mismo caso: obreros combatiendo a las grandes corporaciones con no más que su enojo, indignación y unión. Hombres que rondan los cincuenta años de edad y han dedicado la mayor parte de su vida al mismo empleo.

Por momentos, pareciese que es una lucha vacía, sin final y en la cual los trabajadores tienen las de perder, dado que el gobierno en su papel de mediador (el presidente Macron, incluso, llega a visitar la fabrica) tiene una evidente parcialidad hacia las corporaciones. En este caso las dos grandes empresas automotrices de Francia: Peugeot y Renault, quienes prefieren manufacturar las piezas de los vehículos en países extranjeros donde la mano de obra es más barata.

La denuncia transmitida por Kowalski no solo es la de los trabajadores luchando por una solución, ni la de mantener los empleos o evitar el cierre de la fabrica; es una denuncia por los derechos humanos. “La cuestión que nunca surge en la política es sobre qué tipo de empleos tiene la gente, en vez, ellos dicen ‘sí hay empleo’. Ok, trabajas para un McDonald´s o limpias pisos en algún restaurante, solo ganas dinero para sobrevivir”, esta declaración dicha por Kowalski en el Festival de Cine de Derechos Humanos en Lugano, Suiza, se complementa perfecto con la siguiente pregunta retórica mencionada en al documental: “¿Qué pasa cuando los consumidores se vuelven tan pobres para consumir porque las corporaciones los han abandonado por mano de obra más barata?”. Una paradoja que se repite a lo largo de nuestra historia una y otra vez.

Al principio del filme, antes de entrar de lleno en el conflicto laboral, vemos a uno de los trabajadores explicando brevemente su pasatiempo favorito, la pesca. Hacia la mitad, somos testigos de una amena charla entre este mismo hombre y uno de los policías encargados de retirar a los obreros bloqueando la entrada de alguna empresa automotriz; ambos comparten el mismo pasatiempo y se nota un esbozo de camaradería, pero todo se corta de tajo cuando los dos tienen que seguir con sus roles, uno manifestándose y otro resguardando. “Tú haces tu trabajo, yo hago el mío”, dice el policía. Un momento de humanidad en medio de un conflicto que lucha por ella a través de amenazas y leyendas pintadas en un enorme tanque de gasolina que dicen: “Hagamos todo pedazos”. Vaya paradojas.

 

Puedes consultar horarios aquí.

 

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