Producción: Fuerza Espacial
Creador: Greg Daniels, Steve Carell
Año: 2020
Plataforma: Netflix
En cinco líneas esta serie:

Es del creador de The Office y Parks & Recreations

Tiene buen reparto

Es una comedia de sátira

Es una crítica social endeble

Tiene momentos hilarantes contados

 

  

 

Durante la última semana de mayo del 2020 ocurrieron dos lanzamientos que comparten coyuntura en un momento de la historia por demás extraordinario.

El primero fue el lanzamiento del cohete Falcon 9 de Space X, propiedad de Elon Musk, con destino a la Estación Espacial Internacional, lo que convierte a tal empresa en la primera privada en lograr esa hazaña espacial y que cuenta con el respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El segundo es el arribo de la serie Fuerza Espacial (2020) a la plataforma de Netflix, una serie de comedia propuesta por el gigante del streaming al comediante Steve Carell, quien a su vez solicitó la ayuda de un viejo colaborador, Greg Daniels, creador de la versión americana de The Office (2005 – 2013) y también responsable de Parks & Recreations (2009 – 2015).

Su premisa es simple: cuando el ocurrente presidente de los Estados Unidos tiene la idea de militarizar el espacio en un arranque de ego, el recién ascendido general Naird (Steve Carell) es el encargado de emprender el vuelo de una improvisada rama de la milicia cuya misión no sólo es la exploración espacial, sino preparar a los y las astronautas para futuros enfrentamientos bélicos entre potencias. La anécdota detrás de esta historia se remonta a 2018, cuando el presidente Trump inició un programa de Fuerza Espacial, con el propósito de declarar la guerra en los confines del universo y culmina con el momento en que Musk ve realizado el capricho de enviar un cohete al espacio. Así llega esta producción que, con toda la buena intención de satirizar el asunto, cae en picada como un lanzamiento un tanto fallido.

La serie vive gracias a un reparto imponente que cuenta con, además de Carrell, con John Malkovich y Lisa Kudrow, y aunque es un arsenal pesado, el genio de los creadores se asoma apenas en pinceladas, ante una realidad tan abrumadora que es difícil digerirla con la comedia.

Daniels y Carell aprovechan los ánimos recientes por la exploración espacial abandonada desde los años ochenta, que se ha visto revitalizada por la cultura pop y los avances científicos, aunque también ha sido duramente criticada. Al igual que en la antaña carrera espacial que ocurrió durante la Guerra Fría, la sociedad aún se cuestiona el beneficio que trae consigo la llegada de la humanidad al espacio cuando aquel país, al igual que el mundo, atraviesa una fuerte crisis de estabilidad.

A lo largo de diez episodios, el militarismo, la burocracia, la relación del sector privado y el estado, el poder económico y político, la opinión pública, la curiosidad científica y el estrés laboral abren paso a situaciones tanto chuscas como hiperbólicas. No por eso terminan de cimentar al complejo personaje de Naird; un hombre que carga al mundo en su espalda, tiene problemas maritales y se debate entre una tarea estúpida que le es obligatoria y hacer lo correcto para la humanidad. Pero la serie también supone una genuina preocupación por llevar el tema de forma esperanzadora, sobre todo a través del jefe de científicos, el Doctor Mallory (John Malkovich), quizá el mejor despegue de la temporada, como la oportunidad de un viaje hacia lo extraordinario si estuviese al mando alguien perito y competente.

Cualquier sátira o exageración que ocurre en la ficción es opaca, pues pese a su tono crítico, este resulta endeble y contenido. La serie se desarrolla siempre temerosa de apuntar directamente a Trump y sus desplantes, o parodiando a figuras, como la representante Alexandria Ocasio-Cortéz, de formas caricaturescas, por lo que no aterriza en una realidad tangible, ni en una comedia mordaz y provocadora. Space Force termina siendo otra serie de Netflix que disfraza un producto del entretenimiento con un discurso social y político que a la luz de los hechos recientes, podría ser más severo.

 

 

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