Por más trillado que sea aquél adagio de la batalla y la calma, en términos narrativos para la serie (y de presupuesto) no deberíamos haber esperado mucha acción para el cuarto episodio de la última temporada de Game of Thrones. Pero las cosas se empezaron a poner preocupantes bastante rápido, en una celebración donde experimentamos un par de friendzoneos bastante difíciles de ver, así como la recompensa a una vida de espera por el indicado, que sabíamos que venía pero tal vez no sabíamos que no queríamos verla. A Game of Thrones en general se le da la miseria, eso los fans lo sabemos, y si las celebraciones no terminan en traiciones y ríos de sangre, pues bueno, más vale dar la vuelta a la hoja rápido.
Acto siguiente vemos a Jon Snow cometer uno de los errores más estúpidos de la historia, y vaya que los han habido, y es el aplicar el clasiquísimo te cuento pero no le digas a nadie. Cualquiera que haya cursado cuarto de primaria sabe que esa frase es la autorización misma para que el chisme se propague tan rápido como sea posible. Varys lo sabe. Hace un par de episodios todo pintaba para que Daenerys se volviera la gran y última villana de la historia, ahora Daenerys pudiera ser la gran sacrificada. Sus personas de confianza una a una o se mueren o la traicionan, su gran ventaja competitiva –los dragones– cada vez imponen menos, su ejército se vio reducido a la mitad y al parecer en el quinto capítulo la Rompedora de Cadenas va a empezar una guerra de venganza al calor de la locura. Otro viejo adagio que le serviría en estos momentos: la venganza es un platillo que sabe mejor frío. Cersei lo sabe.
La moneda está en el aire aún para nuestros personajes favoritos. Todo pinta bastante bien para Sansa, quien al parecer va a gobernar el Norte por años por venir, ya que no piensa arriesgar un soldado más por la guerra que se va a fraguar en el Sur, y las indecisiones (o cagazones) de Jon cada vez nos hacen creer más que no hay forma que acabe en ningún trono (ni es que quiera). Seguimos pensando que Cersei tiene los días contados, pero ¿no puede ser Arya otra vez, verdad? Al parecer ella será la tercera en discordia en el espradísimo Cleganebowl. Entonces es Jaime el que se la va a echar, tal y como lo dice la profecía. ¿O será posible que los creadores de esta serie tienen las agallas de dejar a Cersei victoriosa al final? De ninguna manera.
Hay muchos cabos sueltos y solo quedan dos episodios. Siguiendo la tradición de HBO, en el penúltimo capítulo es donde se carga con lo fuerte del desenlace, por lo que el quinto capítulo va a ser uno bastante nutrido con giros, muertes y decisiones. A menos que a final de cuentas esta serie que nos gusta tanto termine de igual manera como terminó todo el embrollo de los White Walkers: de volada e interrumpidamente.