Producción: Game of Thrones, Octava Temporada
Año: 2019
Plataforma: HBO
En 5 líneas esta temporada:
Contó con el mayor valor de producción de la historia de la TV
Entregó el impacto visual prometido
Se sintió apresurada e improvisada
No respetó ni cerró alguno de los arcos narrativos más importantes
Concluye la serie mas no la historia
Saquémoslo del camino antes que nada: esta temporada de Game of Thrones, la última en su historia, fue una enorme decepción para la mayoría. La razón principal en este tipo de fenómenos a veces puede ser un comportamiento de oveja, en donde un primer grupo, por lo general el más exigente y vocal, se torna negativo y desencadena un movimiento que afecta la opinión de los demás.
Pero, siendo completamente objetivos, la temporada final de Game of Thrones cumple en ese valor de producción que causó que la serie se redujera a solamente seis capítulos, y que prometía impactar al televidente con sus batallas y sus dragones. Desafortunadamente al parecer la televisión aún no está lista para producciones de este presupuesto, porque el esfuerzo fue tan grande que se tuvo que recortar de gran manera la historia, tanto que a esos seis capítulos (que podrían fácil ser ocho por el exceso de duración de estos capítulos en comparaciones a los tradicionales de otras temporadas) le hicieron falta como mínimo dos o tres, al menos para explicar algunos de los giros que vimos en algunos de nuestros personajes. El odio y el amor son sentimiento poderosos, conocidos por todos, y no hay engaño que valga para hacernos creer que suceden si no los vemos desarrollarse en frente de nosotros. Al menos no con esta serie que seguimos desde hace nueve años. Pero esos hipotéticos dos o tres capítulos posiblemente no habrían sido suficientes para cubrir la manera tan obscena en que se abandonó algunos de los elementos más procurados por los fans, aquellos de las múltiples profecías, o bien, ya que las profecías muchas veces son producto de la imaginación de los mismos fans, la justificación para lo que le sucedió a algunos de los personajes.
Nunca sabremos de dónde vinieron o a dónde iban los White Walkers. Tal vez esto es materia del spin-off que ya planea HBO. ¿Exactamente para qué revivió el Señor de la Luz a Jon Snow? No pareció tener ninguna importancia divina. ¿Quién era el rey prometido y cuál era su función? Al parecer no era más que un adagio de borrachos. ¿Cuál fue la importancia de Bran como el Cuervo de los Tres Ojos en esta historia? Toda esa travesía para contar un chisme, el cual por cierto Sam (o su pareja más bien) ya había descubierto en una biblioteca. ¿En verdad nunca volvimos a ver a Jaqen H’ghar y su misterioso culto al Dios de las Caras? ¿En verdad Bran, ahora un ente semidivino al que no solo no le importan los asuntos pueriles de los hombres, sino que al parece ya no tiene las sinapsis necesarias para prestarles mucha atención, es el mejor prospecto para ser rey?
Todas y estas preguntas tienen mucho qué ver con quién escribió la historia y quién los libros. Tal vez importamos mucho de los libros a la serie, cuando esta en realidad no hizo mención de aquellos elementos. O simple y sencillamente quien escribió los libros es un genio cuenta-cuentos y quienes escribieron la serie de televisión son buenos para desarrollar series de televisión. Recordemos, la pantalla siempre le queda chica a la página.
El final de la serie de televisión fue justamente eso: una conclusión; un ya no hay más. Es verdad que nos entregó el cierre a muchos procesos que teníamos abiertos, algunos finales estaban cantados como el de Daenerys y Jon, el reto era ver cómo se ejecutaba; y en ese sentido estuvieron bien, un poco anticlimáticos pero satisfactorios. Mejor lo de Drogon y Daenerys, en la cual sobresale aquella escena de la Reina Loca sobrepuesta a las alas del dragón, o bien la escena de muerte en la cual Drogon parece poner fin a la saga del Trono de Hierro. En cuanto al final de Jon, es un acierto la nostalgia (y depresión) con el cual se trató, el mismo tono con el que siempre se desarrolló el personaje, quien no parece decidido a pasar mucho tiempo con sus hermanos de la Guardia de la Noche y sí con sus súbditos(?) salvajes.
Para finales felices quizá el de Sansa, quien quedó libre de culpas y fue recompensada por no quitar el dedo del renglón. Ella se murió con la suya sin importarle a quién se llevaba de frente. Una verdadera estadista… Arya no necesitaba mucho final, lo más fácil fue exiliarla, su leyenda se escribió frente a nuestros ojos. Cabe recalcar que en los libros, aunque eso poco importa en la serie de telivisión, la empresa que ella decide llevar a cabo ya se había intentado sin éxito en más de una ocasión.
Y podríamos seguir recalcando fallas aquí y allá, porque si algo representa a esta temporada es la falta de cuidado con la que se hizo, si no pregúntenle a Starbucks. ¿Qué tanto peso tendrá esta temporada en el balance final de la serie? ¿Cómo la recordaremos entre el gran cúmulo de la cultura popular que pasa a mejor vida? Creo que eso va a estar en cada uno de nosotros. Personalmente, aún no sé si deba emprender ese tortuoso camino de cinco mil páginas que representa ponerse al día con los libros, pero para muchos de nosotros, el verdadero desenlace de esa historia está por escribirse, esperemos que ahí sí se nos respondan todas nuestras preguntas.
Pero la verdadera pregunta es: ¿y ahora con qué serie nos vamos a clavar de la forma con la que lo hicimos con Game of Thrones?
Pégame pero no me dejes.