Después del frenético capítulo de la semana anterior, era evidente que este iba a ser más apacible, sin embargo, con solo dos capítulos para terminar la serie, en Eastwatch también era obvio que iba a ser un punto de quiebre, en el cual se revela información importante y se cocinan las batallas por venir.
Tras el festín de fuego por parte de Daenerys y Drogon, conocemos las consecuencias de The Spoils of War. A pesar de las muchas teorías sobre Jaime y Bronn –que si Dany los iba a capturar–, salen vivos de la matanza y del otro lado del lago. Mientras, como vimos en los avances, La Madre de los Dragones recluta a los pocos sobrevivientes del ejercito de los Lannister, pero nunca faltan los renuentes, aunque un rugido de Drogon es suficiente para convencer a –casi– todos. El hermano y padre del buen Sam, Dickon y Randyll, muestran su orgullo y prefieren morir calcinados antes que arrodillarse ante una extranjera, lo que deja al bonachón amigo de Jon Snow probablemente como el nuevo Lord de Horn Hill, aunque él no lo sepa.
Hablando precisamente de herederos y Sam, Gilly revela sin querer información importante: pues resulta que el hermano de Dany, Rhaegar, anuló su matrimonio y se casó en secreto con Lyanna Stark, por ende Jon no es un bastardo, sino el heredero legitimo al trono, algo que no le caerá nada en gracia a Dany. Aunque Gilly ya estaba apunto de soltarnos todo el chisme, Sam la interrumpe para quejarse y poner los huevos por delante, roba documentos importantes acerca de los Caminantes Blancos para regresar a Winterfell.
Mientras en Rocadragón, conocemos a la tercer persona en tener contacto con un dragón, la primera fue obviamente Daenerys, el segundo fue Tyrion al acariciar a un dragón durante la temporada, 6 cuando aún estaban en Meereen. En este episodio vemos a Jon tocar suavemente a Drogon, lo cual puede confirmar una de las teorías más importantes del universo de Game of Thrones, Las tres cabezas del Dragón, el símbolo Targaryen, la cual, según se dice, tres jinetes montados en dragones conquistarán Westeros, aunque, probablemente su batalla sea mas bien contra los Caminantes Blancos. Habrá que ver qué sucede, puesto que Tyrion no es –hasta ahora– un Targaryen.
Una característica de este episodio es que los personajes se han actualizado en información con los espectadores. Jon se entera que Bran y Arya están vivos, incluso a través de una carta Bran le cuenta su visión de los Caminantes Blancos acercándose al muro, ahora el objetivo es convencer a todos en Westeros, incluso a Cersei, sobre la existencia del ejercito de los muertos. Tyrion, como siempre aportando las ideas más hábiles, le propone a Jon conseguir una prueba. De esta manera, Davos y el recién retornado, curado y, otra vez, frienzoneado Jorah, se le unen en la misión. Mientras Tyrion intenta contactarse con Jaime para enviarle el mensaje a la Reina.
Por su parte, en King’s Landing Jaime y Cersei tienen mucho de qué hablar. Cada vez están más conscientes de que tienen todas las de perder, e inclusive –más evidente en Jaime- consideran negociar con Daenerys, aquí es donde entra Tyrion para llevar a cabo su parte del plan. La reunión secreta entre los hermanos Lannister me hace pensar en algo ¿algún día veremos a Jaime pelear del lado de los buenos? Quizá una de las reacciones que más esperábamos era la de Cersei cuando Jaime le revelara que Olenna es la verdadera asesina intelectual de su hijo Joffrey, no fue lo que esperábamos; sin embargo, la Reina le tiene la novedad que serán padres por cuarta vez.
Se hablaba mucho del regreso de Gendry (Baratheon), pues Davos lo encuentra haciendo espadas en King’s Landing y lo recluta para que se una a los buenos. Esta temporada se ha caracterizado por los reencuentros así que el de los Stark y Baratheon reuniéndose para salvar el reino es emocionante. Gendry, experto en fabricar espadas y al parecer también en combatir con un martillo, promete ser un personaje importante para el resto de la serie (espero no equivocarme).
Mientras en Winterfell las intrigas se encuentran en cada rincón, Sansa en el fondo desea el poder, cosa que Arya se da cuenta y Littlefinger parece tener un plan para sembrar discordias entre las hermanas Stark. Arya, lógicamente, desconfía de él y lo sigue en cada paso. Lo cual la lleva hasta su habitación, donde encuentra un papel con contenido que recuerda un suceso de la primera temporada: Por ordenes de Cersei, Sansa envía este mensaje a Robb cuando este era el Rey del Norte pidiéndole su rendición y lealtad hacia el en ese entonces Rey Joffrey. Este arco puede desembocar de varias maneras, por un lado las discordias entre Arya y Sansa pueden incrementar de manera peligrosa, empero, Arya también se pudo haber dado cuenta de las intenciones de Littlefinger.
Y seguimos con los reencuentros. Esta vez Jon emprende hacia el muro para encontrase con Tormund y llevar a cabo el plan, se encuentra ahí con que la Hermandad sin Estandartes ha sido capturada. Jon, Jorah, Davos, Gendry y Tormund se reúnen con El Perro, Derrick y Thoros de Myr. Lo interesante de esta reunión es que todos tienen una cuenta pendiente con alguien, lo cual hace a esta equipo bastante interesante. Eastwatch dejó todo listo para un sexto y penúltimo episodio lleno de acción. Veremos como funciona el equipo ante el ejército de los muertos.
Lo mejor del episodio: Esa última escena de la Eastwatch adentrándose el verdadero Norte. Conocemos bastante bien las capacidades de cada uno así que el próximo capítulo promete ser frenético, como los últimos de cada temporada nos tienen acostumbrados.