Después de un largo año, la séptima temporada de Game of Thrones ya esta aquí. El final de la temporada seis nos dejó una sensación esperanzadora pocas veces explorada en los espectadores, al ver a los buenos –por así decirlo– con marcada ventaja: Daenerys ya por fin rumbo a Westeros con sus tres dragones y su impresionante flota, Bran como el nuevo Cuervo de Tres Ojos, de regreso hacia Winterfell, Jon Snow proclamado Rey del Norte y Arya consiguiendo venganza ante Walder Frey; mientras que Cersei, aunque nueva reina de Westeros, se percibe del lado perdedor.

El primer episodio retoma justo donde vimos a nuestros personajes favoritos por última vez, y se siente por demás introductorio. Básicamente las secuencias plantean el rol de cada personaje respecto a la inminente guerra, por supuesto, Daenerys, Cercei y Jon como los visibles protagonistas, pero tanto El Perro (The Hound), Arya, Sam y Bran tendrán su contribución.

En King´s Landing, Cersei es consciente de su desventaja, por lo que ve en Euron Greyjoy no solo un aliado, sino una probable manera de disminuir su rezago. En esta secuencia se nos deja en claro la relevancia que tendrá Euron en esta temporada, quizá pasando a ser uno de los principales antagonistas. “Tengo la mejor flota y dos manos” le dice a Cersei, enfrente de su hermano Jaime, en una conversación de dobles intenciones y prometiéndole a la nueva reina un regalo para ganar su confianza (¿qué mejor regalo se le puede dar a esta Cersei llena de odio que su hermano menor?). Los días de Cersei parecen estar contados, per una villana tan épica como ella seguro no se va sin cargarse a alguien.

En Winterfell, el apoyo a Jon Snow es contundente, empero, empiezan a ser evidentes los desacuerdos entre él y Sansa. ¿Quién tendrá la razón al final del día?, ¿Jon, el líder amado?, ¿o Sansa, el líder temido? Todo pinta a que Littlefinger, tremendo vividor, tendrá algo qué decir. Es curioso el rol de Lady Mormont, quien a pesar de ser solo una niña es de las voces con más peso y de los aliados más feroces de Jon, sin duda uno de los personajes que más destaca en relación con su tiempo en pantalla.

Después de consumar su venganza, Arya se dirige a King’s Landing, y en su camino se encuentra con Ed Sheeran cantando –digo– con unos soldados a los que se les une para comer, convivir y revelarles su propósito. El Perro, por su parte, sigue con los hombres de Dondarrion y se refugian en una cabaña abandonada donde Clegane da pruebas de ser la completa antítesis de su hermano y ¿es testigo del futuro? The Hound se siente cada vez más como el comodín en esta historia, mientras que Arya va que vuela para cumplir con toda su lista… en la cual está The Hound.

Por último está Sam, quien tenga tal vez el arco más aburrido pero necesario, nuestro héroe bonachón sigue en sus intentos de ser un maester y cumplir su misión de investigar sobre los White Walkers. Afortunadamente descubre algo de gran importancia y lo cual puede servir para el encuentro entre Jon y Daenerys. Dicho sea de paso, nuestro frienzoneado favorito, Jorah Mormont, tiene su aparición, el cual nos hace pensar en que después de todo tal vez sí encuentre cura.

Pues el invierno ya llegó y los White Walkers van en camino hacia el sur con grandes refuerzos en su ejercito, a ver cuánto tardan en llegar, seguro lo harán cuando las situación en los Siete Reinos esté en su punto más álgido.

Lo mejor del episodio: la primera secuencia, la cual a pesar de resultar bastante predecible no deja de ser grandiosa, ¡qué mejor forma de empezar la penúltima temporada!

 

 

 

add_filter( 'the_title', 'max_title_length');