Producción: Game of Thrones: Sexta Temporada
Año: 2016
Plataforma: HBO

 

En 5 líneas esta temporada:

Concluyó algunos arcos narrativos

Bajó el tono de la crueldad y el maltrato al espectador

Cuenta con escenas de un alto valor de producción

Le otorgó victorias a los personajes preferidos

Dejó el tablero listo para los dos grandes enfrentamientos

 

    

 

La sexta temporada de Game of Thrones cerró con dos capítulos brutales que fácilmente pueden ser los mejores de toda la serie. En el final de temporada pudimos ver una batalla épica entre dos bastardos, un bello suicidio, una explosión urbana tipo terrorismo, una niña asesinar por venganza con una cara de psicópata, y por primera vez a un trío de dragones fungir como armas de destrucción masiva. Esta temporada se cerraron muchos arcos, pequeños y grandes, pero lo más importante es que terminamos con una idea clara de los tres frentes que tendremos en la gran batalla final: Jon Snow (¿Stark? ¿Targeryan?) como Rey en el Norte, Cersei “Unlimited Power” Lannister como la poseedora (temporal) del Iron Throne, y la gran retadora, Daenerys Stormborn, Mother of Dragons.

La temporada que termina marcó claramente el inicio del final de la serie. No solo los escritores finalmente empezaron a darles pequeñas victorias a los favoritos de los espectadores (los Stark), sino que los giros bruscos e inesperados de la historia cedieron ante momentos predecibles. Atrás quedaron los días de la Red Wedding o de la noche de bodas de Sansa Bolton. En esta temporada se nos dio a los fans lo que queríamos, tal vez sin darnos cuenta que lo que nos tenía prendidos al televisor (además de los dragones) y aquello que hizo tan especial a GOT, era el sadismo y el maltrato… del espectador. ¿Y que nos queda para las últimas dos temporadas? Producción épica. Ahora que ya sabemos que nuestros favoritos van a estar bien, el atractivo de GOT será más batallas al estilo de la de los Bastardos, la cual ha sido celebrada por fans y crítica, mucho más dragones, los cuales son desde un punto de vista técnico una artesanía, y la gran promesa que el enfrentamiento contra los White Walkers marcará un hito en la televisión “blockbuster”. Es posible que con esta temporada también hallan quedado atrás los días en que los villanos ganan, pero al menos pudimos ver a Cersei en todo su sadismo y esplendor, portando un apropiado vestido negro lleno de autoridad y odio. Por supuesto que los escritores todavía se van a dar el lujo de matar a alguien en contra de la voluntad del público, pero la eventual muerte de cualquier protagonista en este momento ya sería parte de un desenlace tradicional, y no una brusca amputación a nuestras preferencias dramáticas. Aunque si me preguntan, el mejor final de la serie sería como alguna vez lo dijo George R.R. Martin: todos muertos y nieve soplando sobre sus tumbas. La producción de la serie ya medio confirmó que las últimas dos temporadas serán cortas. Esta reducción en cantidad esperamos sea trueque por calidad de mega producción. La séptima y octava temporada seguramente se dividirán en dos grandes causes, la batalla final por el famosísimo Iron Throne (seguramente reservado para Daenerys Stormborn, The Unburnt, Queen of the Andals, the Rhoynar, and of the First Men, Queen of Meereen, Khaleesi of the Great Grass Sea, Breaker of Chains, Mother of Dragons, y próximamente Lord of the Seven Kingdoms), y la gran batalla contra los White Walkers. Hace sentido económico que primero se de una y luego la otra.

Al comenzar la próxima temporada, GOT superará en número a las tres grandes series de la televisión: Breaking Bad, cinco temporadas, The Wire, cuatro temporadas, y The Sopranos, seis temporadas. Con lo que hemos visto de GOT es suficiente para incluirla en este solemne grupo de producciones que han trascendido su medio. No obstante, el cómo cierre su historia determinará si se queda con el codiciado trono (badum-tss) de la mejor serie de la historia.

 

 

 

 

 

 

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