Producción: Girlboss                                                                                                          
Creador: Kay Cannon
Año: 2017
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Es de comedia

Tiene buen soundtrack

Está plagada de clichés

No tiene buenas actuaciones

Pierde la oportunidad de contar una buena historia

 

  

 

Netflix intenta por primera vez adentrarse al mundo de la moda con su producción más reciente, Girlboss, la cual está basada en la obra autobiográfica y homónima de Sophia Amoruso, fundadora de la compañía textil multimillonaria Nasty Gal. Protagonizada por Britt Robertson (Under the Dome), la historia sigue la vida de una joven rebelde en sus veintes, quien atascada, en quiebra y pasando de un trabajo insignificante a otro, decide empezar su propio negocio revendiendo prendas vintage en eBay.

La vida en los veintes puede ser difícil, ¿no?, entre seguir tus sueños, lidiar con una vida social y amorosa, independizarte, perseguir el éxito… abrumador. Bueno, Girlboss más que relatar el ascenso de una joven tenaz en una industria compleja, se centra en los conflictos existenciales de la protagonista, dejando lo que es realmente importante en segundo plano. Claro, estos años son difíciles prácticamente para cualquiera, pero el drama puede resultar demasiado, al punto que es imposible tomar la historia en serio, ya sin mencionar la abundancia de personajes cliché que hemos visto hasta el cansancio, desde el papá incapaz de creer en las ambiciones de su hija, la amiga cool y fiel capaz de lo que sea, hasta el clásico “dream boy», músico por supuesto.

El personaje de Sophia parece ácido –casi nihilista–, tenaz e irreverente a primera vista. Conforme avanza la historia se distingue en ella una actitud infantil basada en ideas infundadas de lo que parece una adolescente caprichosa. Lo anterior resulta confuso, pues la misma Amoruso es productora de la serie junto con Charlize Theron. El personaje pudo haber sido desarrollado con mayor profundidad, para así lograr el trasfondo feminista de la premisa: una mujer joven y audaz, capaz de construir una compañía multimillonaria.

Con sus carencias, la serie refuerza los prejuicios frívolos en torno a la industria de la moda. Para Sophia, más que un estilo de vida y una manifestación artística, su empresa es una salida relativamente fácil de sus problemas financieros, pues persigue un ideal de éxito basado en el dinero. Esto incluye una escena de sexo en una cama repleta de billetes… otro lastimoso cliché.

También existen problemas circunstanciales en la construcción de la historia: se siente apresurada y brinca de un suceso sin relevancia a otro, lo que da como resultado episodios prescindibles. No hace falta ver los trece capítulos para seguir la historia, basta con el primer y último episodio para entenderla por completo, sin perderte de nada elemental.

Girlboss se aleja demasiado de producciones icónicas entorno al mundo de la moda. La vida de Amoruso contaba con el potencial para ser abordada desde un ángulo con menor superficialidad. A pesar de haber sido una de las series más esperadas en lo que va del año, Netlix fracasa rotundamente en su intento por acercarse a los millennials entusiastas de la moda, abordando una de las industrias con mayor poder y prejuicios alrededor de ella, dejando mucho que desear con su inconsistencia y materialidad.

 

 

 

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