Producción: GLOW, Segunda Temporada
Director: Liz Flahive & Carly Mensch
Año: 2018
Plataforma: Netflix
En cinco líneas esta temporada:
Resalta por su calidad narrativa
Profundiza en sus personajes
Hace del soundtrack un elemento más de la serie
Tiene una vibra más inclinada al empoderamiento de la mujer
Es más creativa
The Gorgeous Ladies of Wrestling regresan para sacarnos de la depresión por su ausencia, mientras tratábamos de llenar el huequito que dejaron en nuestros corazones con lo que nos ofreciera nuestro buscador o lo que nos recomendaran nuestros amigos. Ahora, más determinadas que nunca, nos obligan a hacer un merecido maratón y entrenar el ojo, ¡cómo nos hacía falta!
Con una narrativa más creativa, una buena dosis de comedia y llaves más experimentadas, la calidad de GLOW es indiscutible. No solo los guionistas se tomaron unas exhaustivas horas de trabajo –que seguro terminaron en llanto y querer dedicarse a otra cosa– para darle a los personajes la oportunidad de mostrarse a sí mismas, también decidieron jugar con historias alternas que resultan en pequeños guiños cómicos bien logrados. Un plus para ciertos capítulos.
Durante la primera temporada la atención estaba enfocada en el conflicto entre Debbie (Betty Gilpin) y Ruth (Alison Brie). Como conflicto principal, se le dio poco espacio a cada otra chica GLOW para desarrollarse. El show giraba casi por completo en entorno a las dos protagónicas, dejando al resto fuera del ring. Esta vez existe un balance, si bien se le hace un zoom a los personajes principales, las demás tienen espacio para mostrarse únicas. Incluso se anexa un nuevo personaje que a primera instancia no parecerá relevante, pero te recomiendo echarle un ojito.
En general, la producción se siente tejida con mayor cuidado, con espacio para los riesgos y la experimentación sin llegar a ser demasiado o para que la serie pierda su personalidad. Una nueva faceta que sin duda sorprende, teniendo en cuenta que se trata de una segunda temporada, malditas casi por ley. Incluso me pregunto si podría superar a la primera, no en la calidad de la comedia o en la historia en sí, sino en originalidad narrativa.
La vibra de los episodios se siente más feminista. Las chicas logran ganarse ciertos méritos a base de trabajo arduo, compromiso e ingenio sobre propuestas fáciles y sexistas. Seguras de sí mismas y fuertes, están listas para arrastrar a cualquiera por el cuadrilátero para llevarse a casa la codiciada corona del éxito.
Con un cierre de temporada inesperado, se nos promete una tercera temporada que insinúa cambios relevantes para los personajes. Lo malo es que tendremos que esperar otro año en nuestras medias y trajes brillantes que ahora nos quedarán chicos, sentados en el sillón con kilitos de más por comernos nuestros sentimientos representados en pollo frito y litros de helado. ¡Aunque seguro valdrá la pena! No queda más que esperar.