Producción: Grandeza y Decadencia de un Pequeño Comercio de Cine
Dirección: Jean-Luc Godard
Año: 1986
Plataforma: Cartelera

 

Es 5 líneas esta película:

Es una obra perdida que nunca se estrenó en México

Cuenta con todos los elementos del cine de Godard

Retoma el debate de la televisión frente al cine

Está llena de referencias

Puede no conectar con todo mundo

 

  

“Los clásicos y los románticos son la misma cosa: dos aspectos del clasicismo”

–Gaspard Bazin

 

Jean-Luc Godard es un nombre que siempre hace ruido en la comunidad cinematográfica mundial, conocido por ser uno de los talentos jóvenes de la Cahiers Du Cinéma y fundador de la Nueva Ola Francesa.

Recientemente fue redescubierta Grandeza y Decadencia de un Pequeño Comercio de Cine, gracias a la fotógrafa de dicho proyecto, Caroline Champetier; una obra que Godard filmó para la televisión en 1986. El origen de esta parte de la iniciativa del productor Pierre Grimblat de financiar treinta y siete películas a cargo de diversos directores, en homenaje a la Serie Negra creada por Marcel Duhamel en 1945 para Gallimard. Las películas fueron transmitidas por la cadena francesa TF1, la cual estaba por privatizarse. En un intento por ceñir al director, se le encargó una adaptación de  The Soft Centre de James Hadley Chase. Godard es un conocido fan de la literatura negra y no era extraño que aceptara con gusto, si recordamos que ejemplos como Sin Aliento (1960), Bande à Part (1964) o  Pierrot El Loco (1965) retomaban su inspiración o incluso incrustaban ejemplares del serial en pantalla.

Pero tratándose del rebelde y contestatario que era, la cinta trata de todo menos de la novela que supuestamente adapta. No obstante retoma el espíritu oscuro y la pesadumbre del estilo literario para mostrar una comedia intensa y un discurso anti-televisión en una época en la que aquella acaparaba a los consumidores. Cuenta la historia de una pequeña productora de cine que está a punto de irse a la quiebra por falta de fondos, de un director de bajo presupuesto llamado Jean Almereyda, quien ha tenido que ir con la mafia para no quebrar, de su esposa, Eurydice, que buscaba ser una gran actriz y del productor Gaspard Bazin, que realiza el casting para adaptar la obra de Hadley Chase.

La aparente ficción, que bien podría ser una historia convencional, es intervenida por elementos godardianos genuinos: exposiciones dobles que juegan con la realidad y el tiempo, secuencia repetitivas que hipnotizan, referencias a diestra y siniestra tanto al cine como a la literatura, montaje interrumpido, momentos de silencio, drama fársico y otros tantos conocidos por los seguidores del franco-sueco.

Pero detrás de toda esa parafernalia se esconde una serie de significaciones realmente honestas: por un lado habla de un momento histórico –con unas rejillas aludiendo a las barras de colores de las televisiones antañas– en el que el cine y la televisión se enemistaron por la preferencia de las audiencias, algo que sigue pasando en los tiempos de Netflix. También rinde homenaje a la labor de los artesanos del viejo cine (el equipo de producción, los asistentes, los camarógrafos) y desde luego otro homenaje escondido a plena vista sobre el cine que entonces se consideraba clásico (hoy quizá antaño mas no arcaico).

Jean-Pierre Mocky es Almereyda (el pseudónimo del papá Jean Vigo), jefe de Albatros Films (una película del mismo Mocky) y quien por cierto tiene una conversación con el mismísimo Godard en uno de sus famosos cameos. Jean-Pierre Léaud, el hombre emblema de la Nueva Ola interpreta a Bazin (llamado así por André Bazin, creador de Cahiers Du Cinéma) y a Marie Viera, o Eurydice, se le compara con Dita Parlo, quien trabajó tanto con Vigo como con Renoir o Duvivier.

Revestida no sólo de cine negro sino de humor negro –como las SS que sobresalen en el intertítulo Kiss en honor a la gestapo–, esta obra perdida en el tiempo, que antecede a otra grande de Godard, El Rey Lear (1987) (con la mismísima chica en rosa, Molly Ringwald), llegará a México por primera vez, luego de presentarse remasterizada en Locarno y Mar de la Plata, gracias al trabajo del siempre confiable FICUNAM.

 

Puedes consultar horarios aquí.

 

 

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