Producción: Guardians of the Galaxy Vol. 2
Director: James Gunn
Año: 2017
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es la secuela de la franquicia parte del MCU
Sigue con su marca de gran soundtrack retro
Tiene buenos momentos de humor
Pone énfasis en los personajes
No se salva de clichés
James Gunn no sólo ha logrado reflejar la cultura popular a través de sus personajes, también ha logrado que sean parte de ella. En 2014, cuando se estrenó la primera película, Los Guardianes de la Galaxia eran prácticamente nuevos para el publico en general, una apuesta bastante arriesgada a decir verdad; sin embargo, la elección de alguien como Gunn para hacerse cargo de esta franquicia fue la gran clave para su éxito. El pasado del director en el cine independiente donde mezclaba el horror, el gore y lo vulgar con la comedia puede parecer alejado, pero es la razón de ese estilo diferente.
Gunn regresa con los héroes cósmicos Star-Lord (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Rocket (voz de Bradley Cooper) y Drax (Dave Bautista) ya cuajados como un equipo, y con un Groot Bebé (voz de Vin Diesel) que simplemente es demasiado lindo. El equipo es contratado por Ayesha (Elizabeth Debicki), líder de los Soberanos, para proteger unas baterías de un monstruo espacial a cambio de una peculiar recompensa, tarea que consiguen sin muchas dificultades. La cosa se complica cuando Rocket decide robarse algunas de esas baterías, provocando una frenética persecución hacia nuestros héroes que culminará al ser rescatados por el semi dios, Ego (Kurt Russell), quien afirma ser el padre biológico de Peter Quill a.k.a Star-Lord.
La historia se desenvuelve a través de dos arcos argumentales para después desembocar en un épico y emotivo clímax. Por un lado Peter Quill, Gamora y Drax deciden ir con Ego y su ayudante Mantis (Pom Klementieff) –un ser capaz de sentir las emociones de los demás– a su planeta en busca de respuestas. Del otro lado, Rocket, Baby Groot y Nebula (Karen Gillian) tienen que vérselas con la tripulación de Yondu (Michael Rooker), la cual se le ha rebelado por haber sido demasiado suave con Peter Quill al final de la primera película. A pesar de la gran cantidad de personajes ninguno se siente forzado o sobrante, Gunn le da a cada uno una función y un motivo en la historia haciendo que las situaciones fluyan de manera natural.
Es que es notorio el cariño del director por sus personajes al crear una aventura espacial centrada principalmente en el desarrollo y relaciones entre ellos. Como mejor ejemplo tenemos la grandiosa secuencia de créditos iniciales, en donde vemos a Baby Groot bailado mientras que en segundo plano sus compañeros combaten a muerte con una bestia. Eso podría resumir la intención de la película: poner a los personajes como parte central de la historia y por encima de la acción, la cual funciona como excipiente de una aventura coreografiada por una gran banda sonora. Cada uno de los personajes tiene cuentas por arreglar con otro pero no de la manera violentamente usual, sino emocional. Vemos que Rocket y Yondu tienen más cosas en común de lo que pensábamos, la relación con dobles intenciones entre Quill y Ego, la rivalidad malentendida entre las hermanas Gamora y Nebula, o la extraña atracción entre Drax y Mantis. Estas relaciones para bien o para mal influyen en los demás, creando una compleja relación donde se mezcla la camaradería, la competitividad, la lealtad y el amor. Básicamente, se establece lo que significan los lazos familiares, porque como dice el viejo refrán Padre es el que cría, no el que engendra.
Mención aparte merece el gran soundtrack seleccionado por el propio Gunn, el cual no decepciona tras lo escuchado en Guardianes de la Galaxia (2014). Compuesto en su mayoría por setenteras canciones entre las que se encuentra música de Electric Light Orchestra, Fleetwood Mac, Cat Stevens, George Harrison o Cheap Trick. La banda sonora no sólo musicaliza la película sino es parte diegética de ella a través del mítico walkman de Quill, y al igual que pasa con los filmes de Quentin Tarantino cada melodía encaja a la perfección con la escena en la que se presenta. Si Hooked on a Feeling de Blue Swede fue la canción emblemática de la primera película, tal vez Mr. Blue Sky de Electric Light Orchestra sea la de esta secuela.
La gran virtud de la primera parte sigue funcionando en Guardianes de la Galaxia vol. 2, al encontrar el punto medio entre tomarse en serio a sí misma y no; o bien solo tomarse lo suficientemente en serio como para hacer que nos preocupemos por los personajes y emocionarnos con las estilizadas y coloridas secuencias de acción. La secuela se sostiene por sí sola y se puede disfrutar aún cuando el espectador no haya visto la primera y no sepa nada de la franquicia. Como Star-Lord le dice a Gamora en cierto punto, y sin hacer ningún juicio de valor, hay dos tipos de personas, los que bailan y los que no; en este sentido, habrá personas que disfruten la cinta de Gunn y habrá otros que por su exceso de colores o CGI no tanto, pero si eres de estos últimos seguro que cuando termines de verla te habrá sacado por lo menos un par de sonrisas.