Producción: Guasón
Dirección: Todd Phillips
Año: 2019
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es una adaptación libre del villano de DC Comics
Tiene referencias al cine setentero
Tiene buenas actuaciones
Funciona de forma independiente al universo de Batman
Es una historia que se coce a fuego lento
A finales de los sesenta, el cine de todo el mundo sufría cambios notables, los ecos de la nueva ola francesa retumbaban por el mundo y en el caso de Estados Unidos, el desencanto por el cine clásico propiciaba a las nuevas generaciones, influenciadas por la contracultura y criadas por la televisión, a proponer otros contenidos, pese a los intentos del star-system por retener a los asistentes (películas épicas de gran producción o tecnologías como el cinemascope o technicolor). Para estas nuevas voces, el cine se convirtió en un escaparate para el discurso anti-stablishment de la década y en el país norteamericano la reacción fue, aunque menos radical, igual de desestabilizante para su industria.
Autores como Dennis Hopper, Robert Altman, Terrence Malick, Milos Forman, Martin Scorsese, entre otros, hicieron durante la década siguiente, el cine de una nueva época conocida comúnmente como Nuevo Hollywood. En sus cintas abordaban temas que hasta entonces eran considerados tabú para los grandes públicos: sexo, violencia, crimen, desigualdad, pobreza, machismo y toda clase de problemas sociales asociados a la realidad de la época y de los cuáles el cine convencional huía condescendientemente.
Muchos de los actores principales como Robert De Niro, Al Pacino, Jack Nicholson, Robert Duvall, Dustin Hoffman o Robert Redford, representaban una serie de conductas morales y psicológicas típicas de las crisis generadas por las fallas del sueño americano, la guerra fría y las clases sociales bajas. Sin embargo, esa abundante filmografía se vio eclipsada al inicio de los años ochenta por la llegada del blockbuster que se venía gestando desde los setenta con Tiburón (Spielberg, 1975) y Guerra de las Galaxias (Lucas, 1978); películas superproducidas, entretenidas y con los valores de la era Reagan. De esta última estirpe es que vive la invasión de la última década de películas de superhéroes.
No obstante, para esta producción conectada a un universo de superhéroes (de origen mas no diegéticamente), fue el cine del Nuevo Hollywood la fuente de inspiración y referencia, elección por de más interesante para un Todd Phillips, otrora director de comedias disparatadas como la trilogía ¿Qué Pasó Ayer? (2009, 2011 y 2013). Producida por el mismo Scorsese y protagonizada por Joaquin Phoenix, la ganadora del León de Oro en el pasado Festival de Cine de Venecia cuenta la historia de Arthur Fleck, un aspirante a comediante diagnosticado con una enfermedad patológica que le ocasiona risas involuntarias.
La historia ocurre a finales de la década de los setenta en una Ciudad Gótica a imagen y semejanza de la Nueva York antaña, que bien podría ser parte de cualquiera de las películas del Nuevo Hollywood antes mencionadas, aunque para Phillips la referencia –creemos puramente visual– es la gran manzana que retrató la cineasta belga Chantal Akerman en News From Home (1975).
Acá vemos una historia de origen de un villano que es conocido por no tener una como tal, acompañada de una ambientación lúgubre y sucia, y el retrato de un hombre neurótico, violento y vulnerable, que vive su enfermedad –la risa– con dolor y desesperación. Arthur es una víctima del sistema que termina siendo victimario de quienes, desde su perspectiva, le orillaron a perder la cordura: una sociedad desigual e inmoral que le hostiga y violenta, le invisibiliza, le aíslan, engañan y de la cual luego se desentiende.
El desarrollo del personaje remonta mucho a las masculinidades que se pueden observar en Nuevo Hollywood: un perfil rebelde y antisistema, pero también propenso a la violencia y la radicalización. Personajes como Sonny de Tarde de Perros (Lumet, 197), Howard Beale de Network (Lumet, 1976), Randle McMurphy de Atrapado Sin Salida (Forman, 1978) y sobre todo, Richard Pupkin de El Rey de la Comedia (Scorsese, 1982) y Travis Bickle de Taxi Driver (Scorsese, 1976), encuentran en Phoenix un eco contemporáneo.
Por otro lado, al contrario de otras del subgénero que apuran el origen del héroe para avanzar con el conflicto, Guasón narra su descenso paulatino a la locura y se toma su tiempo para brindarle las más de las posibles complejidades al personaje, su lucha interna por superar no solo su enfermedad, sino su precariedad y más, su soledad.
Esta historia recordará a los más fanáticos de las historietas el origen que le dieron al personaje Alan Moore y Brian Bolland en Batman: La Broma Asesina (1988), o a cierto pasaje de Batman: El Caballero de la Noche Regresa (Miller, 1986), en una época de cambio tonal y temático también para las historietas, cambio que hoy día ha sido rebrandeado por DC Cómics como Black Label, que consta de novelas gráficas para un público adulto como las mencionadas, además de Batman Damned (Azzarello, Bermejo, 2018), la venidera Tres Jokers (Johns, Fabok, Anderson, Tbd) o El Hombre Que Ríe (Brubaker, Mahnke, 2005) (también aludida en la película), entre otras.
¿Es Guasón una cinta que cambiará la forma de contar estas historias salidas de cómics? Seguramente no, sería el día en que el cine de autor le quitara butacas al cine de blockbuster. Entonces, ¿es una respuesta al cine comercial, de entretenimiento y franquicia? Tampoco, pues, pese a su nada cuestionable calidad, la cinta no deja de ser es una pieza pensada comercialmente, que tan solo retoma elementos de cierto cine de autor para validar su propuesta.
Así, el trabajo de Phillips y Phoenix, aunque loable, poco cambia la situación actual del juego, pero la charla que sostienen una época y otra vuelve a Guasón una conversación refrescante y una justificación para hablar de una posible consolidación del cine de superhéroes bajo la visión Black Label.