Producción: Hannah Gadsby: Nanette
Creador: Hannah Gadsby
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas este especial:

Es una presentación inusual de stand-up

Tiene un discurso fuerte y emotivo

Hace una crítica a los valores cómicos y sociales

Expone una realidad tóxica

Demuestra gran técnica y control de las emociones

 

   

 

Hanna Gadsby podrá no ser la comediante más conocida. Quizás algunos la ubiquen más por su papel secundario en la serie australiana Please Like Me. Pero con al menos doce años de trayectoria en el stand-up y varias participaciones en shows de TV, podemos decir que tampoco es una improvisada. Y en este especial, además de mostrar sus cualidades técnicas y el gran manejo de emociones, ella también pone en evidencia algunos cánones cómicos y la dañina ideología imperante que ha trastocado su vida y posiblemente la de muchas otras personas.

Nanette fue grabado en la magnífica casa de la opera de Sidney, en un escenario simple y que de principio te hace creer que la presentación será igual. Hanna aparece y comienza con ideas clásicas, algo que podrías esperar de una comedia autoreferencial de una mujer lesbiana. Pero la comediante va dosificando el terreno y el primer señalamiento es hacia esta especie de perversión inherente en el humor cuando uno decide reírse de sí mismo. Y que Hannah observa como humillación por ser la única forma en que ella ha podido hablar de sí misma todo este tiempo. Este es el primer punto que retumba, pues en muchos casos la autoreferencia ha sido tomada como una herramienta y hasta como una bondad por muchos comediantes, algo que acertadamente Hannah cuestiona por hacer de la marginalidad una regla y no la excepción; una observación y no un llamado a la corrección política del stand-up. Hannah muestra lo que llevado al límite puede tornarse paradójico. Hay libertad de expresión para decir lo que queramos, más aun en la comedia. Pero la responsabilidad de lo que decimos se ha perdido.

Con una técnica de entrega notoria, la presentación va asomando críticas mordaces hacia el machismo y el sexismo y cuando menos lo notamos ya estamos en el entramado que desde mi perspectiva más valor aporta a este especial. Hannah disecciona la estructura del chiste: Premisa y remate. Para decirnos que la risa libera la tensión que un chiste crea pero no libera propiamente al objeto del que nos reímos (que alguien desentierre a Freud). Hannah ha contado muchos chistes, pero ahora, con entereza nos dice que el chiste se queda corto para hacer justicia a su relato de vida. La congruencia a la que llega, (que está más allá de la ironía que implica la renuncia a la comedia en un especial de comedia) es contundente. Por ahora no recuerdo a un comediante que haya llegado tan lejos cargando su propia evidencia al escenario.

Pocos exponentes del stand-up llegan a un discurso tan elaborado y con tanta emotividad. Y lo necesitábamos, más ahora. En este momento revulsivo donde otras figuras del género y la industria del entretenimiento son exhibidas como lo que finalmente son, llámese Bill Cosby o Louis C.K, una mujer hace de lado la victimización para hacer una gran crítica a la comedia a través de la comedia. Ella es una voz de tantas que no habían podido ser escuchadas o no habían querido ser escuchadas. Un acercamiento a la fraternidad y la humanidad que debería estar siempre delante y no hasta el fondo como en nuestros días. Es una risa y un llanto y luego otra risa. Es un análisis de  algo que nos afecta a todos, incluso aunque no lo notemos. Es un chiste al que nos corresponde ponerle el remate.

 

 

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