Producción: Hibana: Spark
Director: Naoki Matayoshi
Año: 2016
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas:

Es una serie de drama y comedia

Está basada en un best seller

Explora un tipo de comedia distino: el manzai.

Ilustra el Tokio nada glamouroso

Tiene un desarrollo lento

 

  

 

El manzai es un estilo de comedia tradicional japonesa, consiste en un diálogo entre dos personas que es contado en un corto lapso de tiempo. Cada uno de los comediantes asume un rol, habitualmente se convierte en una suerte de enfrentamiento entre el personaje serio y el personaje tonto. Donde se corrigen, golpean y ridiculizan entre ellos al describir una situación. Spark es precisamente un dúo de manzai conformado por Takunaga y Yamashita, quienes buscan ser reconocidos en el ámbito. La serie entonces cuenta el viaje, las complicaciones y los logros de sus personajes.

Hibana: Spark funciona como un retrato de lo absurdo de lo cotidiano, en el cual nos convertimos en espectadores del día a día en la vida de Tokunaga, quien es para nada extraordinario y que tiene que lidiar con las complicaciones de seguir un sueño que se ve lejano. Si bien es Yamashita su amigo de la infancia y su compañero en el escenario, es el personaje de Kamiya, otro comediante de manzai, con quién hace mancuerna dentro de la trama, al convertirse en su mentor. Con una actitud irreverente, Kamiya orilla constantemente a Tokunaga hacia la despreocupación y a la búsqueda de los momentos divertidos en las situaciones comunes, inmersos en un Tokio nocturno, apretado, siempre con prisa y con nada de glamour. La fotografía está hecha en su mayoría sin tripié y no se puede ocultar el estabilizador digital en consecuencia de sus movimientos bruscos, pero esto es parte de ese retrato auténtico que quieren entregarnos.

El gran acierto de la serie es que la esencia del manzai está impregnada por todos lados, así como en la rutina, Tokunaga interpreta a un personaje tímido e inadaptado, mientras que Kamiya es astuto y divertido; por lo que constantemente están en conflicto y tratando de convencerse. Así mismo, muchas de las escenas están cuidadas para ser complementadas y darse respuesta entre ellas, justo como un diálogo de manzai.

Hibana: Spark no es una serie que puedas ver de una sola sentada. Aunque tiene destellos de genialidad, siguen abundando situaciones ridículas, y la barrera del idioma puede ser un gran problema, ya que la traducción destroza los juegos de palabras y en algunas ocasiones rompe la atmósfera sacando de contexto. Aunque ya hemos visto algunos productos con esta apuesta de reírnos del día a día, los episodios de cuarenta y cinco o cincuenta minutos pueden llegar a ser una tortura. La historia bien pudo ser contada en un número menor de episodios o en una duración menor de los mismos. La serie carece de giros de tuerca inesperados, y el motor para verla es la curiosidad, ya que los episodios no te enganchan para seguir viendo el siguiente.

En términos generales Hibana: Spark está bien lograda, aunque nos la venden como un producto de comedia, la melancolía y la nostalgia juegan un papel importante. En su mayoría, las rutinas de manzai nos sacan una sonrisa; la química entre los personajes es auténtica, terminamos por simpatizar con el protagonista y la relación de Tokunaga y Kamiya está llena de momentos conmovedores. La consigna es: si sobrevives al primer episodio, es probable que la disfrutes. Y si llegas al episodio 7, sentirás que valió la pena.

 

 

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