Producción: House of Cards, 4ta Temporada
Año: 2016
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Está en su cuarta temporada.

Tiene un gran elenco.

Trae algunas novedades en su trama.

Se siente cansada y extendida.

Ha perdido el factor sorpresa.

 

  

 

House of Cards, la serie que puso a Netflix en el mapa de la revolución del contenido de la televisión, está de regreso con su cuarta temporada. La historia trata sobre Frank Underwood, interpretado por Kevin Spacey, un sucio político que empezó como diputado en el congreso de la Unión Americana y gracias y que es un hábil mentiroso y manipulador (político nato) en esta cuarta temporada es ya el presidente de aquella nación. La serie siempre ha tratado tanto de su carrera política como de la relación, un tanto extraña (simbiótica), que lleva con su esposa Claire, interpretada por Robin Wright. Uno de los grandes atractivos de la cuarta temporada es que por primera vez los vemos enfrentarse, y el encuentro se antoja como una partida de ajedrez con uno mismo, ya que usan los mismos trucos. Esta novedad le da movimiento a la serie, la cual cada temporada busca diferenciarse de la anterior.

Aquellos que llevan siguiendo la historia desde su inicio se encontrarán con los mismos recursos narrativos: mentiras, volteretas, y traiciones que a veces inician y concluyen en el mismo capítulo sin sentido alguno. Llega un momento en que las amenazas se sienten como la única forma de diálogo, y las volteretas de los personajes dejan de ser sorpresa. La historia se amarró mucho en el momento en que Frank Underwood llegó a ser presidente, porque ahí los momentos WTF se tornaron “serios” y “políticos”. Nunca más regresó el suspenso de la primera temporada cuando Frank era capaz de cualquier cosa (asesinato por ejemplo), y ahora que es presidente hay una línea que no hace sentido cruzar. El gran intento de asustarnos en la cuarta temporada es mandar a la guerra a un país por los intereses políticos de Frank; algo que en realidad es el pan de cada día en ese país.

Hoy en día el contenido original de Netflix compite abiertamente con lo mejor de la televisión. House Cards sigue siendo entretenimiento de calidad, sobre todo por su espectacular elenco; pero ya no está al nivel de lo mejor de otras plataformas, e inclusive de Netflix. El final de la serie se siente cerca (tal vez por las razones equivocadas); esperemos que en la quinta temporada los escritores tiren la mesa (para ponerlo en palabras del propio Frank) y nos entreguen un digno final para los Underwood, y que nos hagan recordar con buenos ojos esta serie que dejó de cautivar hace un par de temporadas, pero contribuyó tanto para la evolución del contenido de la televisión.

 

 

 

 

 

 

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