Producción: Jim Jeffries: This is Me Now
Año: 2018
Plataforma: Netflix
En 5 líneas este especial:
Es el tercero del comediante en la plataforma
No deja tema tabú pero sí se anda con cuidado
No es comedia tan sesgada a lo norteamericano
Tiene algunos mejores momentos que otros
Puede ofender un poquito
Es una realidad que hoy en día el stand-up es aún una forma de diversión propiamente norteamericana. Se inventó en aquél país y no fue sino hasta hace unos años que tal práctica empezó a colonizar otras culturas angloparlantes, y más reciente aún, otros idiomas. Es por ello que tal vez a muchos de nosotros en realidad no nos termine de convencer este espectáculo: la comedia simple y sencillamente es demasiado gringa. Más aún, sabemos que el público de nuestro vecino del norte es dado a reírse de manera forzada, producto de años de adoctrinamiento de las risas enlatadas de la televisión. Este fenómeno no se da en la Gran Bretaña, donde el humor británico es conocido por ser seco, más fino que su contraparte americana y en general cómico sin recurrir a payasadas.
Por ello, el tener a un público británico para el especial más reciente de Jim Jeffries, quien es australiano por cierto, le da un toque especial a nuestra experiencia. Tal vez por algo tan simple como que sabemos que cada risa que se gana el comediante, se la está sacando a un público que le va a exigir más. Pero para un veterano como Jim Jeffries esto sigue siendo rutina, valga la redundancia.
El comediante es conocido en la industria por tomar algunas posiciones en el ámbito social y político de Estado Unidos, algo que de entrada llama la atención ya que es un agente foráneo, que da su opinión sin estar influenciado por la retórica de ida y vuelta que aflige a aquella sociedad. Digamos que es una voz calificadora que viene a confirmar que algunas posiciones solamente hacen sentido en el seno conservador de aquella sociedad, y que el resto del mundo simple y sencillamente no podemos creer lo que estamos viendo. Este especial tal vez no es el más cargado de ese comentario, pero no está exento, y es algo que llega como bocanada de aire ante los tiempos en los que vivimos.
Aunque más allá del tema político, hay un par de rutinas que nos hacen reír por lo extremo del relato, uno que tiene que ver con la circuncisión masculina y otro con un aborto espontáneo. Y es aquí donde está el verdadero corazón del stand-up, que alguien con un micrófono, en frente de un público, diga aquello que creíamos que nadie podría decir en público. En ese sentido, este especial cumple, si no parejo, si por este par de buenos momentos. Juzgue usted mismo.