Producción: John Wick 3: Parabellum 
Director: Chad Stahelski
Año: 2019
Plataforma: Comercial

 

En 5 líneas esta película:

Es la tercera entrega de las andanzas del asesino

Añade nuevos personajes a la mitología de la historia

Es un desfile de brutales y creativas secuencias de acción

Va de lo asombroso a lo hilarante, siempre apuntando a la espectacularidad

Si el argumento no fuera tan flojo y rebuscado, se disfrutaría más

 

  

 

Cuando John Wick apareció de la nada en 2014, tomó a muchos por sorpresa con su frenético ritmo, violentas secuencias, uso de efectos visuales prácticos y sentido del humor, todo bajo la simple y transparente intención de explotar la violencia más elaborada como forma de entretenimiento.

Al seguir una fórmula añeja, pero carente de abanderados durante las últimas décadas, dominadas por el emporio PG-13 de los superhéroes, franquicias corales que democratizan la violencia con tal de expandir el mercado y el uso masivo de CGI, transformado la forma en la cual consumimos acción, John Wick se convirtió en una rara avis, anacrónica y paradójicamente, relevante para la escena contemporánea. Anacrónica por su brutalidad desenfadada, sumada a la falta de pretensiones argumentales, y relevante por la falta de propuestas similares de calidad comparable. La receta para una película de culto estaba servida, y lo inevitable sucedió.

Nueve años después ha llegado la tercera entrega de una saga que sigue apelando a sus añejos fundamentos, aquellos que remiten a la década de los noventa, época de gloria para los Van Damme, Willis, Seagal, Schwarzenegger, Stallone y compañía, los superhéroes de su tiempo, que a diferencia de los Stark, Banner, Wayne, Kent, etc. solían ensuciarse las manos con mayor explicitud y sin el soporte de pantallas verdes. Eran tiempos más artesanales, en los cuales una joven promesa surgiría para tomar parte de ese relevo generacional: Keanu Reeves, que hoy, a sus 54 años, sigue rockeando con una energía y pasión por su trabajo solo equiparable con las maniobras mortales ejecutadas por Tom Cruise.

Guiado por Chad Stahelski, gurú del mundo de los stunts, y que con esta franquicia ha encontrado su consagración como referente del cine de acción, Reeves se vuelve a dejar todo el físico en esta película, siempre llevando la acción un paso más allá. Desde el primer momento y hasta el último, la acción solo incrementa su intensidad y brutalidad, cumpliendo el objetivo de plasmar la violencia de maneras que aún pueden despertar genuino asombro. Este es el mayor mérito de Parabellum, que ha encontrado el éxito en el uso de coreografías tan creativas como bien ejecutadas, una cámara que siempre está en el lugar correcto, cinematografía fastuosa y el uso de stunts, liderados por el propio protagonista, lo cual no deja de ser meritorio en una época marcada por el uso de efectos digitales y dobles. Técnicamente, esta película es irreprochable.

Hablando de la historia, poco que explorar realmente, John Wick se encuentra fugitivo y con un alto precio por su cabeza, por lo cual debe enfrentar a un mundo y medio de asesinos profesionales, dispuestos a todo con tal de tener su cabeza. Sabedora de que su fuerte nunca fue el guión, la película sigue enfocada en añadir capas a su universo, que comenzó como una simple venganza sobre una mascota muerta, hasta convertirse en una fantasía violenta y recargada, donde organizaciones secretas internacionales con ojos y oídos en cada rincón marcan el destino y las reglas de una red de criminales, asesinos y asociados, siempre rodeados de escenarios plagados de lujos y excesos, con códigos de honor, secretismos y demás fanfarria sin intenciones realistas, que solo agrega excentricidad a la propuesta.

Esta expansión, con la adición de nuevos personajes, entre los cuales destaca la presencia de una enjundiosa Halle Berry, tiene el objetivo de proporcionar material para futuras entregas, lo cual es entendible, sin embargo, John Wick está inspirado en un modelo diseñado para películas brutales, frenéticas y contenidas a una sola entrega. Lejos ha quedado la época en la que las secuelas estaban destinadas a selectas obras de éxito inobjetable. En tiempos donde la normativa es la producción en serie para cualquier producto de mediano impacto, la saga ha sido sentenciada a reproducirse hasta el cansancio. Así, Parabellum queda como otra secuela implacable cuando remite a sus principios, pero sin interés cuando no está mostrando violencia, pues nunca hubo una historia que soportara la acción en primer lugar, pero aquí estamos, son los tiempos de Marvel y este el precio por tratar de mantenerse relevante.

 

 

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