Producción: Kong: La Isla Calavera
Director: Jordan Vogt-Roberts
Año: 2017
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:

Es una nueva historia de King Kong

Trae de vuelta a los monstruos gigantes

Tiene peleas impresionantes

Es el preámbulo de una franquicia con otro famoso monstruo

Es convencional y predecible

 

  

 

Legendary Pictures trae al cine la última versión de la película King Kong (1933) como parte de su franquicia de monstruos gigantes que dio inicio con Godzilla (2014). Esta es la cuarta propuesta del enorme personaje, contando además con distintas secuelas en las que se incluye un enfrentamiento con Godzilla. Cabe mencionar que en esta nueva entrega se toman ciertas libertades.

Kong: La Isla Calavera toma lugar en la década de los 70´s, presentando un grupo de exploradores, protagonizado por un elenco lleno de personalidades como Tom Hiddleston, Brie Larson y Samuel L. Jackson, que viaja a la recién descubierta isla donde los orígenes del enorme gorila serán revelados. Los pobladores de la isla representan una comunidad armónica entre los que Hank Marlow, interpretado por John C. Reilly, convive desde la Segunda Guerra Mundial. Brie Larson toma el papel de Mason Weaver, una mujer con un rol mucho más participativo, no se trata ya de la damisela en peligro que conocemos de siempre; así como, tampoco existe el enamoramiento de la bestia por la protagonista. La pequeña exploración toma dimensiones mucho más grandes, al igual que Kong. Pero el mayor cambio es la omisión del viaje a Nueva York y su conclusión en la cima del edificio más alto de la ciudad, lo que permite la continuación de la franquicia. La película es tan solo una muestra de lo que será de estas enormes criaturas y sus colosales enfrentamiento, ya que se nos tiene preparado un enfrentamiento en un futuro entre Kong y Godzilla.

El protagonismo se comparte en esta ocasión por los distintos personajes. Se muestra una gran variedad de personalidades que ayudan al ritmo vertiginoso de película. Los cortes rápidos se encargan de entregarnos precedentes suficientes para volver creíbles los motivos de cada miembro del grupo, favoreciendo un espectáculo en que lo humano guía el argumento de lo monstruoso. El Teniente Coronel Preston Packard, por ejemplo, es víctima de su relación con la guerra hasta obsesionarse con el gorila. Kong es ahora el objetivo de su última misión. Los breves momentos en que conocemos el pasado de Marlow conmueven al público, mientras la combinación entre Cole (Shea Whigham) y Mills (Jason Mitchell) se hace cargo de la comedia. Guiños como estos sirven para sobrellevar la presencia abrumadora de las bestias. De esta manera, Jordan Vogt-Roberts prepara al espectador en su asiento para el encuentro final, que disfrutará a cada instante mientras el poderoso Kong domina la pantalla.

El director adapta un clásico del cine para un nuevo público. La bestia adquiere un nuevo significado: transforma el género de monstruos para las nuevas generaciones. La humanidad no tiene la fuerza para enfrentarse a la amenaza de lo desconocido. Desaparece la amenaza latente en Kong en favor de su imagen como salvador, motivo suficiente para rodearlo de enemigos en esta y futuras entregas.

 

 

 

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