Producción: La Balada de Buster Scruggs (The Ballad of Buster Scruggs)
Director: Joel & Ethan Coen
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta película:

Es una antología de seis historias western

Fue proyectada como una serie de seis partes

Abunda en la farsa, tragedia y humor negro característico de los autores

Presume una cinematografía preciosista

Con quizá un par de excepciones, los relatos son sin energía ni carisma

 

 

 

Es increíble la cantidad de vítores sobre el nuevo proyecto de Joel e Ethan Coen, laureados en Venecia y en general recibidos con al menos una modesta ronda de aplausos en la presentación de su más reciente proyecto, una obra antológica que recoge seis relatos en el contexto de la colonización del medio oeste americano. No hay duda que los hermanos siguen gozando de mucho respecto entre el círculo crítico, prestigio que celebro, pues bien ganado se lo tienen; pero en este año, es claro que los reyes se pavonean desnudos por el mundo, pues La Balada de Buster Scruggs es un proyecto fallido y candidato a peor película dentro de un envidiable repertorio fílmico.

La compilación de relatos, escritos durante un periodo de 25 años, aborda distintos escenarios tradicionales del género: las caravanas sobre infinitas praderas, las peripecias de los forajidos de la ley, la disputa por el territorio entre nativos y colonizadores, la fiebre del oro… todos al servicio de un mensaje unificador: la arbitrariedad moral del universo, carta predilecta de los oriundos de Minnesota, que a través de seis exámenes sobre la muerte, prolongan el esperado veredicto a lo largo de cada episodio.

La película, consecuentemente, cuenta con un alto volumen de violencia, suavizada por el característico sentido del humor de sus directores, mientras que la cinematografía, pulida al extremo, juega dos roles importantes para la obra: aportar crudeza a los pasajes de violencia y consumar la creación de hermosas postales llenas de romanticismo, capturando el deseo de los Coen por rendir homenaje a un género que conocen en abastanza, después de firmar True Grit (2010) y la excelente No Country For Old Men (2017). Esta riqueza visual es el mayor deleite de un proyecto con espíritu clásico.

Existe otro común denominador al proyecto: el aburrimiento. El enfoque clásico hacia la obra le juega en contra demasiado pronto, debido a la falta de imaginación e ingenio en cada relato, fallo inesperado y grave para un proyecto firmado por los Coen. Cada historia no es más que una réplica de fórmulas vistas hasta el cansancio, sin ningún aporte narrativo que le otorgue cierto interés a las tramas. La previsibilidad da paso al aburrimiento y así nos vamos, de una convención a otra, y si a esto le sumamos que, fieles al estilo de la casa, los breves episodios suelen ser anticlimáticos, la receta para el fracaso está completa.

Solo dos relatos hacen que la antología no caiga en la ruina total: All Gold Canyon y The Gal Who Got Rattled, dos segmentos que sin escapar del formulismo generalizado, se las arreglan para llegar a una conclusión satisfactoria, especialmente la segunda historia, protagonizada por Zoe Kazan, que tiene el músculo suficiente para destacarse como un proyecto independiente más interesante que este, lo cual añade más frustración, sabiendo que había buenas ideas que se han desperdiciado.

 

 

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