Producción: La Casa de Papel: Segunda Temporada
Año: 2018
Creador: Álex Pina
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta temporada:

Es la conclusión de la historia

Mantiene la acción e intriga

Cuenta con buenas actuaciones

Amplia el carisma de algunos personajes

Es indulgente en algunos momentos

 

  

 

Alguna vez pensé en fabricar mi propio dinero para hacerme rico –y sí– tenía seis años en aquel entonces. Se entiende lo poco realista que puede sonar esto. Pero al menos en la ficción esta premisa le funciono a Álex Pina, creador de La Casa de Papel, para retomar el subgénero de atracos y hacerse de una marca propia en TV.

El grupo criminal con más acento de Netflix regresa para terminar el trabajo. En esta segunda parte se resuelven algunos cabos sueltos que dejaron los episodios anteriores y terminan de ponerse a punto las motivaciones pasionales y exigencias éticas de los personajes. Se nota que el guion se pensó para que el relato pudiera ser dividido. Y a pesar de que en esta versión se extendieron los episodios, no se afectó la congruencia de la historia, así que no hubo pretexto para bajar la tensión y por el contrario esta se mantiene hasta el desenlace. El ritmo de acción e intriga es tan claro que quizá por eso haya quien encuentre comparaciones con Prision Break y hasta con Breaking Bad. Sin embargo, creo que esto es prestarle demasiada atención a las referencias y dejar de lado una respetuosa ejecución dramática.

Esta serie fue un cruce de historias individuales dentro de un contrato criminal. Pues el deseo detrás de cada personaje y su unión a un deseo mayor es algo que oxida los engranes del asalto perfecto. Todos saben bien que hacer pero ¿para qué lo hacen? Y es ahí donde la narración de Tokio (Úrsula Corberó) nos responde. Nadie mejor que ella para dar profundidad a los amantes, a la paternidad, al orgullo y la sociopatía inmersa en los perfiles de cada figura dentro de la casa de moneda, incluyendo a los rehenes. No es al azar que sea el color rojo el que impere en pantalla, pues deja claro que la intensidad y el amor están en el itinerario dramático. Y parecía que la contraposición a esto eran los dos personajes fuera de aquel sitio: El profesor (Alvaro Morte) y Raquel (Itziar Ituño). Ellos se conducían con la prudencia necesaria para resolver sus funciones,  pero finalmente terminaron siendo los más arriesgados debido al cuestionamiento o reforzamiento de sus ideales y a la subestimación de sus capacidades. A la par de esto y resaltado hasta el final, se encuentra el manifiesto de la causa. El cuestionamiento moral al convenio que representa el dinero, y que es usado como la carta de empatía del plan para consagrar de manera benévola el crimen. ¿Sera que el éxito en España de esta serie también se deba al recelo social que no se ha perdido después de la crisis económica?

El cierre respeta la expectativa que generó la serie, pues no se rebaja o echa todo por la borda. Y más allá de si gusta o no, yo me quedo con la satisfacción de encontrarme una producción así, que a base de calidad descentralice un poco la oferta anglosajona que domina el mercado, sobre todo en propuestas de acción e intriga. Al momento me replanteo la idea de fabricar mi propio dinero…lástima que perdí los crayones.

 

 

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