PRODUCCIÓN: LA TELENOVELA ERRANTE
DIRECTORES: RAÚL RUIZ Y VALERIA SARMIENTO
AÑO: 1990
PLATAFORMA: FICUNAM
EN 5 Líneas ESTA PELÍCULA:
Es una comedia surrealista
Renace luego de estar empolvada 27 años
Juega con realidades paralelas
Retrata la fragmentada identidad chilena
Explora la obsesión latinoamericana con la telenovela
Cualquier chileno podría decir que una parte medular de nuestra identidad sucede alrededor de las ocho de la noche, entre lunes y viernes, durante una hora: reunirse frente a la televisión a ver la telenovela de turno –o como decimos allá, teleserie–, para luego comentarla al día siguiente con los vecinos, los compañeros de trabajo, en el colegio o quien esté dispuesto a discutir vidas ajenas ficticias.
La Telenovela Errante, película del reconocido director chileno Raúl Ruiz, replantea la realidad chilena como algo que en realidad no existe, sino que solo se trata de una telenovela infinita. En ella, vemos a los personajes de una telenovela viendo otras telenovelas, quienes ven otras telenovelas, hasta cerrar el círculo, cuestionando la vida contingente como un absurdo infinito donde los diálogos dispares y situaciones ilógicas construyen un mundo de realismo mágico.
La historia en sí de la gestación de la película es una odisea. Ruiz regresó a Chile luego del fin de casi veinte años con Pinochet al poder y se embarcó en una filmación de solo siete días para la creación de esta película. A pesar de lograr registrar todo el material, el montaje nunca se llevó a cabo por falta de presupuesto. Veintisiete años después de su filmación y seis años después de la muerte de Ruiz, Galut Alarcón y Chamila Rodríguez recuperaron el material disperso en distintos lugares del mundo para montarlo con la visión de la directora y viuda de Ruiz, Valeria Sarmiento.
Un guiño de Ruiz al público fue el elenco conformado por actores de telenovela, como Luis Alarcón, Francisco Reyes, Patricia Rivadeneira, entre otros, quienes participaron en varias proyecciones que desafían la temporalidad al reverse en la pantalla grande, siendo parte de un filme inédito con compañeros quienes, para estas andadas, ya han fallecido.
A pesar de que el tono del guión cae en lo absurdo, está plagado de observaciones políticas, referencias a la cultura popular chilena y el momento histórico de su filmación. La película apela al espectador con la frase Si te portas mal en esta vida, en la próxima vuelves como chileno. El recurso satírico sigue vigente tres décadas después en una sociedad que se sigue reconstruyendo luego de la dictadura militar y de la incesante tensión entre la derecha y la izquierda, que parece nunca morir.
La obra de Ruiz y Sarmiento se convierte así en un objeto fílmico histórico, apreciable por su calidad de montaje y el trabajo de archivo e investigación; al mismo tiempo que es una declaración de una vida, del juego y la comedia luego de un oscuro periodo que nos hace preguntarnos: ¿qué hicimos mal que nos tocó ser chilenos?
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