Producción: Ma vie de Courgette (La Vida de Calabacín)
Director: Claude Barras
Año: 2016
Plataforma: 62 Muestra Cineteca Nacional
En cinco líneas esta película:
Es animación de drama y comedia
Trata el abuso infantil desde la perspectiva de los menores
Tiene una excelente animación
Tiene una historia compleja
Es sentimental pero no victimiza
Una de las cintas animadas nominadas en la pasada edición de los premios de la Academia norteamericana, y quizá de las menos sonadas, ahora figura en la 62 muestra de la Cineteca Nacional. La cinta lleva por título La vida de Calabacín, y es dirigida por el suizo Claude Barras, quien recoge la técnica del stop motion para contarnos una historia sobre el abuso infantil. El pequeño largometraje de apenas 60 minutos, muestra un kaleidoscópico y crítico retrato de la situación social de los menores que por diversas situaciones terminan en un orfanato, mostrando algunos de su problemas fundamentales.
Todo comienza luego de que Ícaro –quien prefiere el mote de Calabacín- accidentalmente ocasiona la muerte de su alcohólica madre y es llevado a una casa hogar. Después conoceremos a Simón, el hijo de un par de drogadictos; Alice, una niña aparentemente víctima de abuso sexual; Jujube, un niño regordete cuya madre está internada en un psiquiátrico; Ahmed, un niño que aún moja la cama y tiene a un padre en la cárcel; Bea, la hija de una refugiada política expulsada de Europa y Camille, quien fue testigo del asesinato de su madre y el suicidio de su padre.
Barras nos habla fundamentalmente del maltrato y el abandono como consecuencia de una sociedad problemática, mas que de solo casos aislados. Cada pequeño representa o padece algunos de los síntomas como son la delincuencia, los vicios, la política, el abuso sexual, la salud, etcétera, donde así mismo juegan un rol importante las instituciones (la policía, la casa hogar o incluso la familia). La cinta, que cuenta con la participación de la cineasta Céline Sciamma, reivindica la postura de los menores brindándoles un protagonismo inocente pero también inteligente, donde son ellos mismos quienes enfrentaran sus problemas emocionales y sociales bajo el apoyo de los otros y de las figuras adultas que les rodean.
Esta simpática y punzante producción pone sobre la mesa temas profundamente escabrosos vistos desde la perspectiva de los menores, quienes son plenamente conscientes de su situación, pero no permite la victimización y la cursilería, y si deja espacio a momentos lacrimógenos intensos, revestidos de una animación exquisita. La Vida de Calabacín muestra una visión compleja de la mente infantil que difícilmente se ve en cualquier tipo de película. No es una historia para niños, a pesar de que estos sean el tema principal. Lo que sí es que es una animación impecable que mediante la técnica defiende incluso una postura ética, pues al no mostrar situaciones live action no expone a pequeños actores a estos problemas tan lamentables.
Una historia complicada, sentimental, crítica y cruda que pone el dedo en la llaga, pero que también nos brinda momentos de felicidad con un soundtrack lleno de post-punk ochentero, y que ha pasado de largo durante la temporada de premios, ahora se muestra necesaria e imperdible en su próximo estreno comercial en la Ciudad de México, donde también se viven estos problemas del día a día.
La Vida de Calabacín es parte de la 62° Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Pueden encontrar boletos aquí.