Producción: La Viuda (Greta)
Director: Neil Jordan
Año: 2018
Plataforma: Cartelera comercial

 

En 5 líneas esta película: 

Es un thriller psicológico

Tiene un antagónico sólido

No tiene pies ni cabeza en su historia

Es un hervidero de clichés

Es exagerada e inverosímil

 

 

Uno no puede protagonizar tres películas al año y esperar que todas ellas sean perfectas, ni siquiera si eres una de las actrices más importantes del mundo y te llamas Isabelle Huppert, quien, sabrá Dios por qué, tuvo la mala fortuna de encabezar la marquesina de La Viuda. La más reciente propuesta de Neil Jordan se estrenaba comercialmente casi al mismo tiempo que la Huppert desfilaba por la escalinata roja de Cannes promocionando su último trabajo en Frankie (Ira Sachs, 2019). Ambas películas, sobra decir, recibieron opiniones muy, pero que muy diferentes de la crítica.

La que nos atañe a nosotros el día de hoy es Greta, por su nombre original, dirigida por Jordan y estelarizada (además de por la francesa) por Chloë Grace Moretz, Maika Monroe y Colm Feore. El guión, escrito por Jordan y Ray Wright, está basado en un cuento del mismo Wright, una historia prometedora aunque ligeramente familiar, siguiendo una línea similar a la de Notes on a Scandal, la película de Richard Eyre que Cate Blanchett y Judi Dench protagonizaron en el 2006.

La historia comienza cuando Frances (Moretz) encuentra un bolso aparentemente olvidado en uno de los vagones del metro de Nueva York; siendo una buena chica provinciana, que es como ella misma se describe, decide ir a regresarlo a su dueña, cuyo nombre y dirección están en una identificación. Su compañera de piso le advierte de los peligros de jugar al buen samaritano en la gran ciudad, pero Frances decide ignorar la advertencia, ¿qué es lo peor que podría pasar?

La dueña del bolso es la homónima Greta (Huppert), una viuda solitaria por quien Frances siente una pronta simpatía y con quien entabla una rápida amistad, frecuentándose más y más hasta que la joven descubre que tal vez la mayor no es en realidad lo que dice ser, y que puede haber algo desagradable escondido detrás de su encantador acento extranjero y los peculiares ruidos que de vez en vez se escuchan en su casa.

El tropo del extraño amable con un secreto escalofriante es viejo como el cine mismo, por lo que uno esperaría que si se va a seguir usando, por lo menos se procuraría innovar lo que rodea a este antiquísimo antagonista, de hacerle su mundo un lugar interesante donde se pueda desarrollar, en especial si tu elección de actor es Isabelle Huppert, cuya filmografía no es corta en cuanto a mujeres alteradas y excéntricas, tomando como ejemplos La Pianista (Haneke, 2001) y Elle (Verhoeven, 2016). Jordan, desgraciadamente, fracasa tanto en hacer de su película un universo remotamente interesante, como en darles a su protagonista y sus aliados suficiente personalidad y vivacidad como para que nos importen, para que nos comprometamos con ellos.

El guión es otro problema grave con La Viuda, y es que es evidente que intenta demasiado crear suspenso, y si bien lo logra a momentos, el repetitivo uso de todos los trucos en el manual finalmente desgastan esa sensación de peligro, de incomodidad, y para cuando la historia alcanza su clímax, uno ya no logra sorprenderse, ni sentirse satisfecho, después, de tanto que pasa y despasa desde los primeros minutos, pero todo a un mismo nivel de piso que realmente jamás logra despegar.

Al final del día, Greta termina siendo una de esas producciones que no justifican su propia existencia, una de esas películas que terminan su ciclo en cartelera y ya nadie vuelve a hablar de ellas hasta que, en alguna fiesta, alguien está pensando en ejemplos de trabajos terribles de actores de primer nivel para probar algún punto en una acalorada discusión pseudo intelectual, ¿cómo se llama esa película malísima con Isabelle Huppert?

 

 

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