Producción: Las Hijas de Abril
Director: Michel Franco
Año: 2017
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

 

 

 

  

 

Con Las hijas de Abril, Michel Franco ha obtenido su tercer premio en Cannes y el título del cineasta mexicano más galardonado en la historia del festival. La cinta nos cuenta sobre Valeria, una chica de diecisiete años a punto de dar a luz, quien vive con su media hermana en una casa junto a la playa en Puerto Vallarta. Ambas ocultan el embarazo a su madre, Abril, hasta que las circunstancias económicas las obligan a contactarla, decisión que eventualmente lamentarán, debido a la gran maldad dentro de Abril. La madre llega para tomar control sobre sus hijas, la pareja de Valeria y el destino del bebé, con resultados terribles.

Acercarse al cine del director es darle una oportunidad al retrato del ser humano desde la misantropía más tímida. Caracterizado por un estilo que intenta emular tonos y temas a la europea, con sus conflictos de comunicación, ambigüedades existenciales y comentarios pesimistas, específicamente a la sombra del gran Michael Haneke, extraña, pero no sorprende que Franco aún es visto como director de nicho en territorio nacional. Esto no es un problema en sí, pero es la comprobación de una intención por trascender narrativamente usando métodos importados y tropicalizados que pretenden exponer la naturaleza humana desde sus vértices más oscuras y siniestras, sin tratar de caer en la explotación del drama y la exposición de motivaciones y resoluciones.

Franco mantiene su declaración de intenciones para relatar de manera neutral y desapegada la progresiva destrucción de una familia, sin que esa aparente frialdad evite la creciente frustración hacia el atestiguamiento de los hechos narrados. En un universo donde todos sus miembros tienen un defecto fundamental y condenatorio, aunque ninguno puede opacar el poder manipulador de Abril, interpretada con mucho mérito por Emma Suárez. La actriz es la principal responsable de los aspectos más interesantes de la película, gracias a su habilidad para balancear al monstruo y al ser humano conforme dictan las circunstancias.

El problema con Las hijas de Abril es su contradicción de intenciones, notable desde la incongruencia entre una contenida forma de narrar y su guión, lleno de giros en la trama y situaciones que rayan en el melodrama más intenso. Fallidamente, la fuerza de la película radica en esos momentos, y no en su pregonada intención de mantenerse a distancia de lo presentado con tal de profundizar en la supuesta complejidad de los hechos con sutileza, para encontrar conclusiones más perturbadoras en su análisis.

Este desenfoque es reforzado por la naturaleza arquetípica de sus personajes, definidos únicamente por una falla de carácter y en movimiento a partir de esa etiqueta, lo que deja poco margen para profundizar en sus interacciones y comportamientos, comprobando la dificultad de Franco para dominar un estilo que adopta y predica, mas no parece personal por momentos.

Al final, el resultado es una película que entretiene y puede llegar a gustar, mas no por las razones pretendidas, convirtiéndose en una obra más similar a una telenovela, a distancia de su máximo potencial. Al menos es una buena telenovela.

 

 

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